El presidente de Bolivia, Evo Morales, celebra hoy doce años de su primera victoria electoral, que, según su balance, le permitió introducir importantes cambios sociales y económicos en el país, pero que contrastan con las críticas de quienes le acusan de intentar perpetuarse en el poder.

El de hoy está declarado por ley el Día de la Revolución Democrática y Cultural para conmemorar que en esa fecha, en 2005, Evo Morales ganó sus primeros comicios generales con un 54 por ciento de los votos, el apoyo más alto logrado por un aspirante a la Presidencia boliviana. Morales, entonces un humilde indígena cocalero, llegó al poder con promesas de cambio, en una coyuntura marcada por el hastío popular generalizado hacia los políticos.

Ahora anota en su balance récords históricos de crecimiento económico por encima del 5 por ciento, la disminución de la pobreza extrema, los avances en la alfabetización y los proyectos que están en marcha para industrializar los recursos naturales. El cocalero quedó atrás para dar paso a un líder que no admite disidencias y que aspira a gobernar al menos hasta 2025, pese a que la Constitución se lo impide.