La tensión disminuye después de varias jornadas de protestas palestinas en Cisjordania y Gaza y de altercados en Jerusalén Este, motivados por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer la Ciudad Santa como capital de Israel.

Desde el pasado miércoles, cuando Trump anunció su decisión, el partido Al Fatah, que controla la Autoridad Nacional Palestina, y Hamás, que lo hace en Gaza, animaron a los palestinos a salir a la calle en señal de protesta. Sin embargo, solo unos pocos miles respondieron, aunque el balance hasta ahora es de más de 400 heridos y cuatro muertos en Gaza: dos en enfrentamientos con el Ejército israelí y dos en bombardeos aéreos contra posiciones de Hamás.

Con todo, el Papa Francisco llamó ayer a la comunidad internacional a evitar "una nueva espiral de violencia" en Jerusalén.

Entre tanto, la Cámara baja del Parlamento jordano votó ayer de manera unánime una moción para pedir a su comité legal que "revise" todos los acuerdos firmados hasta ahora con Israel, principalmente el tratado de paz de 1994, así como "todas las violaciones" a estos, informó la agencia oficial de noticias Petra.

De su lado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recomendó a los palestinos que "cuanto antes acepten la realidad de que Jerusalén es la capital de Israel, antes habrá paz". El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a Netanyahu que congele la política de asentamientos como gesto por la paz.