Egipto sufrió ayer el peor atentado terrorista de su historia reciente. El objetivo fue la mezquita Al Rauda, frecuentada por sufíes y situada en Bear al Abd, al oeste de Al Arish, la capital del norte del Sinaí. El ataque causó la muerte de al menos 270 personas y dejó herido a un centenar. La masacre no ha sido reivindicada, aunque todas las sospechas recaen sobre el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), muy activo en la zona y que considera a los sufíes como un grupo herético al que acusa de prácticas mágicas.

El atentado ocurrió a la salida del rezo principal del viernes, el día santo de oración islámico, cuando los atacantes hicieron detonar los artefactos explosivos de fabricación casera que habían colocado alrededor de la mezquita. Tras las explosiones los terroristas comenzaron a tirotear y a lanzar granadas a los supervivientes que intentaban escapar, según explicaron fuentes oficiales, que añadieron que las primeras ambulancias que llegaron a la zona también fueron atacadas.

Respecto al número de víctimas, las fuentes no son del todo concordantes. El alcalde de la localidad, Nasrala Mohamed, las cifró en "aproximadamente 270 muertos y 90 heridos", mientras que la Fiscalía General y otros medios oficiales egipcios cifraron en 235 las personas muertas y en 109 los heridos.

Pocas horas después del atentado, el presidente egipcio, Abdelfatah Al Sisi, prometió en una alocución transmitida por la televisión estatal que las Fuerzas Armadas y la Policía "se van a vengar por nuestros hijos para recuperar la estabilidad, y vamos a responder a este acto con una fuerza brutal".

La zona del Sinaí atacada es uno de los flancos débiles de la seguridad egipcia, ya que la localidad de Bear al Abd, situada a 50 kilómetros de una zona de exclusión militar, apenas tiene protección. La localidad está ubicada fuera del cinturón de seguridad impuesto por el Ejército en el norte del Sinaí desde 2014.

La debilidad se refuerza por el hecho de que las mezquitas de Egipto no tienen vigilancia de seguridad, a diferencia de las iglesias coptas, ya que, hasta ahora, no habían sufrido atentados.

Esta excepción es la que lleva a pensar que ha sido el ISIS quien ha perpetrado el ataque. De hecho, en otros países islámicos el grupo sí ha atentado contra templos musulmanes. Además, los sufíes, al igual que la rama minoritaria del islam, los chiíes, son objeto de sus ataques. Los sufíes, herederos de una antigua tradición mística, están presentes tanto entre los suníes como entre los chiíes.

En la provincia del Norte del Sinaí, donde está vigente desde 2014 el estado de emergencia, opera la rama egipcia del grupo yihadista Estado Islámico (EI), llamada Wilayat Sina, que se ha atribuido la mayoría de los atentados ocurridos en los últimos años en el país.