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La flota gallega que faena en Argentina se ofrece para la busca del submarino "ARA San Juan"

Los barcos pesqueros de capital vigués que operan en Argentina se ofrecen en pleno para rastrear la zona donde se recibió la última señal del submarino, con 44 personas a bordo

Mensaje de los 33 de Chile.

El 5 de agosto de 2010 el derrumbe de una mina en San José, una comuna chilena, dejaba sepultados a 33 mineros. Abandonaron el infierno 70 días más tarde. Argentina busca emular ahora el éxito de la Operación San Lorenzo y encontrar con vida a los 44 marinos del submarino San Juan, del que no se tienen noticias desde el miércoles 15. "Ojalá que los tripulantes se acuerden de nosotros. Que se aferren a nuestro milagro y no pierdan las esperanzas", dijo ayer a Clarín Mario Sepúlveda, el segundo rescatado de los 33; "el tema del oxígeno es infinitamente peor para ellos. Nosotros teníamos 2,5 kilómetros para caminar". El San Juan es una nave de 66 metros de eslora y menos de nueve de manga. La búsqueda a contrarreloj del pecio -ayer se presumía que podía haberse quedado ya sin oxígeno- se ha convertido en una prioridad nacional, y la flota de capital gallego que opera en el país se ha prestado en pleno a colaborar en las tareas de rastreo.

Eduardo Román es gerente de la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores (Capeca), en la que están integradas las filiales de Grupo Profand (Pesquera Deseado), Galaustral (Pesquera Santa Cruz) y Vieirasa. Todas, incluída Pescanova (su subsidiaria Argenova no está en Capeca) se han ofrecido al Ministerio de Seguridad y la Armada Argentina. "Habiendo algunos barcos faenando por la zona donde se está haciendo la búsqueda, es evidente que de alguna manera están colaborando a través de sus equipos de radares a bordo", explica. "Tenemos un barco fuera haciendo una campaña experimental de langostino, el Bogavante II. Obviamente están atentos al radar", constata el director de ventas de Iberconsa, Fernando Lago. La flota de capital gallego "se ha solidarizado en forma inmediata, ofreciendo la ayuda a través de sus barcos pesqueros de altura" y la mediación de Capeca.

Parón temporal

En todo caso no están operando a día de hoy gran parte de los más de 60 pesqueros de filiales viguesas en Argentina porque ya ha terminado la campaña del langostino y la pota. Por eso están parados los barcos de Profand y Fandicosta, y casi todos los de Pescanova. Aún así, dice Román, "empresas que tienen sus buques amarrados a muelle me han dicho que, de ser requerida la ayuda por la Armada, estarían dispuestas a sacar sus barcos". Al igual que sucediera con el Senefand 1 la profundidad a la que se presume que está el San Juan hace necesario utilizar sondas de gran capacidad para detectar la nave, y por eso se han incorporado al operativo dos oceanográficos (uno, el Víctor Angelescu, construido por Armón Vigo). Un buque oceanográfico está dotado de una gran variedad de eco-sondas multihaz y de barrido lateral capaces de operar con gran resolución a profundidades superiores a los 12.000 metros, con lo que multiplican por diez la capacidad de los pesqueros.

En la zona, a 430 kilómetros mar adentro frente al Golfo San Jorge, están operando gran cantidad de efectivos de Brasil, Colombia, Estados Unidos, Chile, Alemania, Francia, Uruguay o Perú. Incluso Reino Unido, enemistado con Argentina por el conflicto de las Malvinas (Falkland Islands), ha enviado dos navíos al lugar, el Protector y el Clyde. España ha enviado tres contenedores con víveres.

Pero la esperanza se consume y la Armada teme que los 44 tripulantes (43 hombres y una mujer) hayan entrado en una fase "crítica" de consumo de oxígeno. El portavoz de defensa, Enrique Balbi, aseguró que, en caso de que esté sumergido, el submarino "no tiene capacidad para ir a superficie y poder renovar el oxígeno", lo que llevaría la situación a una fase "crítica". Aunque no descartó que esté en superficie, admitió que las aeronaves de rastreo ya han recorrido "el cien por cien" del área marcada. De momento no se ha establecido "ningún contacto" con la nave pese a haber realizado rastreos desde el aire, con sondas, detectores térmicos o de anomalías magnéticas.

Dos resultados para un mismo infierno

  • La angustia por los 44 tripulantes del submarino argentino San Juan evoca el desastre del Kursk, el sumergible nuclear ruso que el 12 de agosto de 2000 naufragó en el mar de Barents causando la muerte a sus 118 ocupantes.El Kursk fue localizado rápidamente: dos días después de su naufragio la Armada rusa informó de que yacía a una profundidad de 108 metros. Pero el 21 de agosto un equipo de buzos noruegos abrió una de las escotillas y no encontró más que agua. Por contra está el éxito de la Operación San Lorenzo, en la que se rescató con vida a 33 mineros chilenos enterrados a 720 metros de profundidad durante 70 días. Sobrevivieron todos.

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