Miles de personas, apoyadas por el Ejército, tomaron las calles de la capital de Zimbabue, Harare, para dejar constancia a Robert Mugabe de que ha perdido el apoyo popular. Soldados con subfusiles y tanques se unieron a los ciudadanos que portaban bandera y pancartas contra el todavía presidente. Mugabe volverá a negociar hoy su salida del país con los jefes del Ejército que lo retienen desde el martes.

Los soldados, de cuya fidelidad a Mugabe nadie dudaba hace solamente una semana, son ahora recibidos con júbilo por los manifestantes: las redes sociales se hacen eco de historias como la de uno de ellos montando a un chiquillo en su tanque u otro al que un limpiabotas le pulió gratis el calzado como agradecimiento por acabar con el reinado del presidente.

Ciudadanos de todo el país y de todas las razas -incluidos los blancos, que sufrieron las políticas expropiatorias de Mugabe- se unieron durante más de once horas, hasta que los militares les dijeron que ya era hora de marcharse a casa.