El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dio ayer un ultimátum hasta principios de diciembre a la primera ministra británica, Theresa May, para que Londres haga progresos respecto a la factura del divorcio y la frontera física con Irlanda si quiere empezar a negociar la segunda fase del "Brexit", relacionada con la futura relación bilateral. Cumplir ese plazo sería la única forma de que el Consejo Europeo del 14 y 15 de diciembre certifique avances que den por consolidada la primera fase negociadora.

Tusk y May mantuvieron una reunión bilateral en los márgenes de la cumbre social europea celebrada en la ciudad sueca de Gotemburgo. La UE exige un acuerdo claro sobre derechos de los comunitarios, factura británica y frontera entre las dos Irlandas antes de pasar a hablar del futuro, pero Londres se enroca en pedir el paso a la segunda fase sin antes comprometerse con claridad sobre esos puntos.

De los tres capítulos, la UE solo considera que ha habido progresos suficientes en el capítulo de derechos de los comunitarios en Reino Unido y de los británicos en la UE, explicó Tusk. Preguntado sobre las últimas declaraciones del ministro británico para el "Brexit", David Davis, quien señaló que la pelota sigue en el tejado comunitario, el presidente del Consejo Europeo se limitó a decir que el representante británico "tiene mucho sentido del humor".

May, que en sus declaraciones se envolvió en su retórica habitual sobre la necesidad de "avanzar juntos", también se reunió con el presidente francés, Emmanuel Macron, quien declaró que Francia no se ha movido de su posición: mientras la primera fase no esté cerrada no se abrirá "la negociación posterior".

Entre tanto, en la cumbre social los líderes de los 28 y los representantes de las instituciones comunitarias firmaron y proclamaron el "Pilar Europeo de Derechos Sociales", un texto que se pretende un compromiso político para poner los derechos sociales en el corazón de la agenda europea.