"Stay tuned for updates". Estad atentos a las actualizaciones. Este expresivo mensaje lucía en la tarde de ayer en la página web de los Archivos Nacionales de Estados Unidos, epicentro de una gran expectación global. No era para menos: por mandato del presidente Donald Trump, el gobierno norteamericano ha desbloqueado la documentación relativa al asesinato de John Fitzgerald Kennedy que retenía. En total, son en torno a 3.100 documentos clasificados que arrojan luz, entre otras cosas, sobre el misterioso viaje de Lee Harvey Oswald a México en septiembre de 1963. Apenas dos meses antes de aquel 22 de noviembre de 1963, el día del magnicidio de Dallas.

El desbloqueo de la documentación es consecuencia de una ley de 1992, siendo presidente George Bush (el padre del también presidente George W. Bush), que fijaba en 25 años el horizonte para revelar la totalidad de la documentación relativa al asesinato de Kennedy, de no mediar mandato presidencial. La fecha vencía precisamente ayer, 26 de octubre, y aunque Trump había dejado clara su intención de permitir la publicación de los documentos, en los días previos se había especulado con las presiones de agencias como la Oficina Federal de Investigación (FBI, en sus siglas en inglés) o la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para evitar la desclasificación, bien total o bien parcial, de esa documentación sensible.

En total, esos 3.100 documentos suponen en torno a un 11% del expediente relativo al asesinato de Kennedy. El resto de la documentación ya había sido desclasificada a principios de la década de 1990 y reunida en una única colección dentro de los Archivos Nacionales de EE UU. Pero en aquella época, y por motivos de seguridad, algunos documentos se habían publicado parcialmente censurados, mientras que otros se habían mantenido en secreto. Es esta documentación la que ahora ve la luz.

A la espera de que periodistas e historiadores consulten la documentación en profundidad, algo que a buen seguro propiciará jugosas informaciones en los próximos días, el aspecto que a priori parece tener más interés es todo lo relativo al misterioso viaje de Oswald a México, en septiembre de 1963. Un periplo de seis días en el que, según algunas teorías, Oswald habría visitado las embajadas de Cuba y la Unión Soviética, a fin de obtener visados.

Aunque algunos teóricos de la conspiración especulan con que la documentación relativa a ese viaje podría desvelar las conexiones de la CIA con el magnicidio, el motivo por el cual han estado clasificados todos estos años parece más bien relacionado con cuestiones de funcionamiento de la "Agencia". En concreto, los documentos revelarían los mecanismos por los que la CIA y un gobierno extranjero, en este caso el mexicano, compartían datos de inteligencia. Una información muy sensible, que habría llevado a algunos responsables en Inteligencia a recomendar a Trump que bloquease esa documentación otros 25 años.

Más allá de si esta documentación está íntegra o si se mantiene el secreto sobre algunos expedientes, no parece que las nuevas informaciones relativas al asesinato de Kennedy vayan a resolver todos los misterios. Y tampoco frenarán las especulaciones en torno a quiénes participaron, y quiénes consintieron, en la muerte del presidente. Un misterio que no cesa, y que incluso ayer se hacía esperar: al cierre de esta edición, la web de los Archivos Nacionales seguía pidiendo a los internautas que estuviesen atentos a las actualizaciones.