Las autoridades iraníes buscan respaldo en Europa para contrarrestar el desmarque de EE UU del acuerdo nuclear internacional de 2015, y anuncian que seguirán desarrollando sus capacidades defensivas pese a las amenazas y las sanciones contra su cuerpo de élite, la Guardia Revolucionaria, a la que Washington acusa de apoyar el terrorismo.

En una muestra de la sacudida que la decisión tomada el viernes por Donald Trump ha dejado entre los firmantes del acuerdo, el ministro alemán de Exteriores, Sigmar Gabriel, advirtió que la exigencia de reformar el pacto del presidente estadounidense, y su amenaza, si no lo consigue, de abandonarlo, coloca a Europa ante el "peligro de una guerra relativamente cercana".

De su lado, la presidenta del Senado ruso, Valentina Matvienko, recordó que el acuerdo suscrito con Irán por las cinco grandes potencias (EE UU, Rusia, China, Francia y Reino Unido) y Alemania no puede ser rescindido por la iniciativa de una sola parte.

"Sobre todo es un documento internacional adoptado en forma de una resolución del Consejo de Seguridad (de la ONU), no es un acuerdo bilateral entre Estados Unidos e Irán", precisó la presidenta del Senado ruso.

El mandatario iraní, Hasan Rohaní, expresó ayer durante la visita de varios embajadores europeos su esperanza de que la UE tenga "un papel constructivo" para salvaguardar el acuerdo nuclear de los recientes "movimientos erróneos" de Estados Unidos.

"Creemos que socavar el pacto implica socavar la seguridad y la estabilidad de la región y del mundo. Esperamos que la Unión Europea impida movimientos erróneos que sean perjudiciales para la paz y la cooperación internacionales", dijo Rohaní.

El presidente iraní no ocultó que la situación actual es "muy delicada" e insistió en que las actividades nucleares de Teherán "siempre serán pacíficas" y que su país no será el primero en violar el pacto.

El acuerdo de 2015 limita las actividades nucleares de Irán a cambio del levantamiento parcial de las sanciones internacionales.

Trump amenazó el viernes con abandonar ese acuerdo si no se corrigen sus "defectos" mediante una negociación internacional o una ley del Congreso estadounidense. El Parlamento norteamericano tiene ahora, por ley, sesenta días para decidir si vuelve a imponer sanciones a Teherán, aunque el Gobierno de Trump no le ha recomendado que tome esa medida, según explicó el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, en una conferencia de prensa.

El presidente estadounidense también elevó las tensiones con Teherán al sancionar a la Guardia Revolucionaria, que apoya a los gobiernos de Irak y Siria en la lucha contra el terrorismo.

Mohamad Marandí, decano de la Facultad de Estudios del Mundo de la Universidad de Teherán, entrevistado por "Efe", consideró "muy peligrosa" la decisión de EE UU al vincular a los Guardianes de la Revolución con el terrorismo, ya que Irán tomara medidas recíprocas.

"Si eso ocurre nuestros seguidores y aliados en Irak, Siria, Yemen y Afganistán verán al Ejercito de Estados Unidos de forma diferente", lo que no es conveniente para Washington.