El padre de familia de origen canadiense Joshua Boyle, secuestrado junto a su familia durante cinco años en Afganistán por una red de terroristas talibanes, ha narrado nada más aterrizar en su país, tras su liberación, algunos de los hechos acontecidos durante su cautiverio.

El canadiense explicó que tras negarse a aceptar una oferta hecha por los criminales de la red Haqqani éstos asesinaron a su hija. Y que a eso siguió la "violación de mi esposa, no como una acción solitaria de un guardia, sino asistida por el capitán de la guardia y supervisada por el comandante de la red Haqqani".

Boyle y su mujer Caitlan Coleman fueron secuestrados en 2012 en Afganistán, adonde habían viajado como parte de un periplo por varias exrepúblicas soviéticas centroasiáticas, entre ellas Uzbekistán, Kirguizistán y Tayikistán.

Los talibanes publicaron en diciembre de 2016 un vídeo de la pareja acompañada por dos de sus hijos nacidos en cautiverio, en el que pedían ayuda al todavía presidente de EEUU, Barack Obama, y a su sucesor, Donald Trump.

"Hoy es 3 de diciembre de 2016. Hemos esperado desde 2012 para que alguien entienda nuestros problemas (.....) Pedimos que rápido, en nuestro cuarto año de prisión, se alcance un acuerdo para que obtengamos la libertad", aseguró entonces Coleman en el vídeo.

La estadounidense pedía a Obama que, sabedora de la importancia que éste da a su "legado", diese a sus captores alguna de sus reclamaciones para que pudieran "abandonar la región de manera permanente" y a Trump le solicitaba que les entregase dinero.

Por su parte, su marido, el canadiense Boyle, rogaba en el vídeo a los servicios exteriores de Canadá y Estados Unidos que, por el bien de sus hijos, atendiesen las demandas de los talibanes.

"A lo mejor pensáis que mi familia se podría ir de aquí si quisiéramos, pero solo podemos prometer que no podemos. Probablemente subestimáis la ignorancia y arrogancia de esta gente", subrayaba entonces Boyle.

La liberación de Boyle, Coleman y sus hijos se produce en un momento de tensiones entre Pakistán y EEUU, después que Trump afirmase el 21 de agosto que Islamabad tenía "mucho que perder" si continúa "albergando" a terroristas.

Islamabad negó las acusaciones y pospuso varios viajes oficiales entre ambos países, entre ellos el del ministro de Exteriores, Khawaja Asif, quien viajó a Washington siete semanas después.

El Parlamento paquistaní aprobó por unanimidad el 30 de agosto una resolución que proponía el cierre de las rutas de abastecimiento hacia Afganistán para las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN.