La reelección de Angela Merkel como canciller alemana para un cuarto mandato augura una continuidad en las políticas europeas desde Berlín y pocas opciones para planes de integración, a la espera de que se concreten las propuestas de un renovado eje franco-alemán.

Merkel es la virtual ganadora en las elecciones legislativas de este domingo y prologará su mandato después de 12 años en el cargo. La incógnita reside, sin embargo, en qué coalición formará Gobierno tras los comicios.

En cualquier caso, tanto si la líder de la CDU se inclina por repetir con el SPD, que ya ha dicho que no tiene intención de seguir en el Gobierno con la canciller, como si consigue pactar con el Partido Liberal (FDP), el enfoque de la política alemana en la Unión Europea. Y no lo hará en primer lugar porque los partidos de centroderecha y centroizquierda se mueven en parámetros parecidos respecto la política fiscal y monetaria en la zona euro y, sobre todo, porque el peso un hipotético socio de Gobierno será claramente minoritario.

Los expertos consideran que la política europea no es un tema que aporte votos y que, entre los partidos con opciones reales de llegar al gobierno, las diferencias en este ámbito no son radicales. "Hay un gran acuerdo" en torno a la política europea, señala Sabine von Oppeln, experta del Instituto Otto Suhr para la Ciencia Política, que explica que por eso ese capítulo "no juega un papel preeminente" en esta campaña.

Paul Nolte, profesor de Historia Contemporánea del Instituto Freidrich Meinecke, subraya que todos los partidos que pueden formar gobierno -algo inalcanzable para los eurófobos de Alternativa para Alemania (AfD- "son proeuropeos" y mantienen una "gran sintonía programática" en este asunto.

Efectivamente, las propuestas del bloque conservador de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la bávara Unión Socialcristiana (CSU), del Partido Socialdemócrata (SPD), el Partido Liberal (FDP) y Los Verdes son similares en lo esencial, aunque con distintos acentos.

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Oposición a la mutualización de la deuda

Según sus programas, los conservadores y los liberales quieren mantener los límites de déficit y se oponen a cualquier tipo de mutualización de las deudas soberanas dentro de la UE.

Existen, sin embargo, algunas diferencias.

Los socialdemócratas y Los Verdes están dispuestos a una mayor flexibilidad fiscal, quieren más inversiones comunitarias y ven con buenos ojos la propuesta del presidente, francés Emmanuel Macron, de crear un ministro de Finanzas y un presupuesto para la eurozona.

"Si la CDU lidera la próxima coalición, Macron lo tendrá más difícil para poner en práctica las reformas que ha planteado para la eurozona", explica Von Oppeln, que cree que "el SPD está más abierto a las reformas" del presidente francés.

No obstante, esta experta considera que ni entre los partidos alemanes ni entre el electorado de la mayor economía europea hay una "gran disposición a reformas de calado en la UE" y cree que se va a seguir operando en el bloque en "modo reactivo".

Nolte, por su parte, apunta en la misma dirección al señalar que espera para los próximos años una "gran continuidad" en política europea.

"Proeuropeos hasta que les afecta al bolsillo"

El politólogo de la Universidad libre de Berlín Oskar Niedermayer sostiene también que "la política europea de Alemania no va a cambiar de forma significativa en la próxima legislatura".

A su juicio, con Merkel de nuevo como canciller configurando "las guías de la política europea" en Berlín, no se pueden esperar grandes reformas algo que, por otra parte, este experto cree que los alemanes no quieren.

"Los alemanes son proeuropeos hasta que les afecta al bolsillo", asegura Niedermayer en relación a su oposición a relajar los límites de déficit o fórmulas como los eurobonos.

Continuidad en la política europea

La continuidad de Merkel, efectivamente, se produce cuando Europa aún restaña los daños de la crisis, especialmente en los países del sur, mientras se negocia el Brexit y con la crisis de refugiados y de las políticas de acogida aún latentes.

En este contexto, Merkel se erige como una figura de estabilidad, un referente incluso reforzado para guiar la toma de decisiones, no solo en materia de cooperación militar y de seguridad sino también de política económica.

La victoria de Merkel ralentizará posibles iniciativas de relajación de las reglas fiscales y frenará casi con toda seguridad cualquier avance a corto plazo hacia medidas más ambiciosas, como mutualizar la deuda de la Eurozona, lo que no será la mejor noticia para los países más endeudados, como España.

El reto de Merkel, en todo caso, es liderar junto con Macron, desde el eje franco-alemán, el relanzamiento de una idea fuerte de Unión Europea. Y ahí se encontrará con un líder que sí apuesta claramente por una mayor integración. Con todo esto sobre la mesa, la canciller deberá perfilar su postura para los próximos años.