Los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Australia han instado a la líder de Birmania, Aung San Suu Kyi, a detener la ofensiva de las fuerzas de seguridad en la región Rajine, que ha obligado a huir a cientos de miles de rohingyas hacia Bangladesh.

"La gente sigue en peligro y puede ser atacada o morir. La ayuda humanitaria no llega a quienes la necesita y hay civiles inocentes que siguen huyendo a través de la frontera de Bangladesh", ha denunciado la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley.

Más de 410.000 refugiados rohingyas han cruzado la frontera hacia Bangladesh desde el 25 de agosto por la ola de violencia que comenzó con una serie de ataques de milicianos rohingyas contra las fuerzas de seguridad birmanas y una contraofensiva militar que ha dejado al menos 400 muertos. Esta operación ha sido denunciada por la ONU como "limpieza étnica".

Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.

<img alt="" longdesc="Un niño porta sus pertenencias en el éxodo de los rohingya. REUTERS" src="/elementosWeb/gestionCajas/MMP/Image/2017//refugiado.jpg" style="width: 690px; height: 400px;" />Suu Kyi no viaja a la Asamblea de la ONU

La líder 'de facto' de Birmania, Aung San Suu Kyi, ha afirmado este martes que no teme "hacer frente al escrutinio internacional" sobre la gestión de su Gobierno de la crisis en el estado de Rajine, en medio de las denuncias sobre graves violaciones de los Derechos Humanos contra la minoría rohingya.

En su primer discurso nacional sobre la violencia desencadenada en Rajine tras los ataques del 25 de agosto de milicianos rohingya contra varios puestos de seguridad y la operación militar lanzada después, Suu Kyi ha asegurado que la mayoría de los musulmanes no han huido y que la violencia ha terminado.

"Condenamos todas las violaciones de los Derechos Humanos y la violencia ilegal. Estamos comprometidos con la restauración de la paz, la estabilidad y el Estado de derecho en el estado", ha dicho, según ha informado la cadena de televisión británica BBC.

"Lamentamos profundamente el sufrimiento de todas las personas que se han visto atrapadas por el conflicto", ha añadido, tal y como ha recogido la agencia británica de noticias Reuters.

"Nos gustaría hablar con los que han huido y con los que se han quedado. Creo que se sabe poco acerca de que la mayoría de los musulmanes de Rajine no se han unido al éxodo", ha remachado.

La premio Nobel de la Paz ha hecho frente a numerosas críticas por su postura durante la crisis y ha llegado a denunciar la existencia de "un gran iceberg de desinformación" para "crear problemas" y "beneficiar los intereses de los terroristas".

Las autoridades birmanas aseguran que las operaciones en Rajine tienen como objetivo luchar contra "terroristas", pese a las denuncias sobre ataques por parte de las fuerzas de seguridad contra civiles, entre ellos niños.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, ha recordado recientemente que los rohingyas llevan décadas despojados de sus derechos civiles y políticos, también de los derivados de la ciudadanía.

En 2016, la oficina de Al Hussein publicó un informe basado en entrevistas a rohingyas que huyeron a Bangladesh por otra operación militar birmana que, según el alto comisionado, ya "sugería" que había ataques "generalizados y sistemáticos" contra los rohingyas, llegando a ser "posiblemente crímenes contra la Humanidad".