La crisis de Corea propició ayer un nuevo desajuste entre el presidente de EE UU, Donald Trump, y su equipo. Mientras el magnate negó cualquier posibilidad de diálogo tras el lanzamiento, el martes, de un misil norcoreano que sobrevoló territorio japonés, el jefe político del Pentágono, general James Mattis, acudió poco después a matizar esa negativa: "Nunca nos hemos quedado sin salidas diplomáticas", afirmó Mattis.

La controversia en la cúpula estadounidense estuvo precedida por unas agresivas declaraciones del líder norcoreano, Kim Jong-un, quien aseguró que el misil sobre Japón no fue sino "el preludio de un ataque contra la isla de Guam", situada en el Pacífico y sede de importantes bases militares estadounidenses.

Kim aseguró, asimismo, que el misil balístico de medio alcance, que recorrió 2.700 kilómetros, fue lanzado en el marco de ejercicios de respuesta a las maniobras militares conjuntas que Corea del Sur y EE UU hacen en la región.

El lanzamiento fue condenado el mismo martes por unanimidad por el Consejo de Seguridad de la ONU, que lo describió como "indignante". El Consejo aseguró que los ensayos norcoreanos con misiles son una amenaza para la región y para todos los miembros de Naciones Unidas.

"Estados Unidos ha estado hablando con Corea del Norte y pagándole dinero de extorsiones durante 25 años. ¡Hablar no es la solución!", fue el tenor exacto del mensaje lanzado por Trump a través de Twitter. El presidente de EE UU ya había advertido el martes que "todas las opciones están sobre la mesa".

En ese clima de creciente tensión, China admitió ayer que Corea del Norte, de la que es el principal valedor, ha violado las resoluciones de Naciones Unidas y prometió que tomará medidas al respecto.