Corea del Norte dio ayer un serio paso adelante en su táctica de reactivación de tensiones iniciada el pasado fin de semana con el lanzamiento de tres misiles de corto alcance. Ayer de madrugada, el régimen de Pyongyang dio la campanada al disparar un misil balístico de alcance medio que sobrevoló Japón y, tras describir una parábola de 2.700 kilómetros, se desintegró en el Pacífico, a unos 1.150 kilómetros al este de la costa nipona. El ensayo fue percibido como una advertencia a EE UU de que Corea puede cumplir su amenaza de atacar la isla de Guam, en el Pacífico.

Este tipo de lanzamiento carece de precedentes inmediatos, ya que desde 2012 los misiles norcoreanos se hundían en el mar del Japón sin sobrevolar el archipiélago. En 2012, Corea lanzó un cohete que sobrevoló la pequeña isla de Okinawa, y en 2009 y 1998 también sobrevoló tierras niponas, pero en todos estos casos avisó de los lanzamientos y los catalogó como pruebas de cohetes destinados a poner un satélite en órbita. En el caso de ayer, sin embargo, el objetivo declarado del ensayo era militar.

La respuesta de la comunidad internacional fue inmediata y, como es habitual, la encabezaron los EE UU de Trump, quien renovó las amenazas a Corea que le acompañan desde que en enero llegó al cargo. El magnate proclamó que "todas las opciones están sobre la mesa", aunque no concretó ninguna. No obstante, ya advirtió este mes de que "las soluciones militares están completamente preparadas, listas para el combate, por si Corea del Norte actúa de forma imprudente".

Tras conocerse el lanzamiento del misil, Trump y el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, se pusieron de acuerdo para aumentar la presión sobre Pyongyang. EE UU, Japón y Corea del Sur pidieron la convocatoria inmediata del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

El ministro japonés de Exteriores, Taro Kono, consideró que Corea del Norte ha querido lanzar una seria advertencia a EE UU sobre Guam, pero sin provocar una reacción inmediata. "De haber lanzado el misil hacia el sur (en dirección a Guam), la respuesta estadounidense habría sido dura, por lo que parece que se disparó en una dirección distinta para no provocar a EE UU", dijo.

Desde China, principal valedor de Corea del Norte, que en los últimos días ha impuesto sanciones a Pyongyang en línea con las acordadas por la ONU, la solución a la actual crisis no vendrá del uso de la fuerza ni de los castigos, por lo que instó al diálogo.

Rusia, por su parte, advirtió que la adopción de nuevas sanciones y, lo que sería peor, el empleo de la fuerza contra el régimen comunista de Corea del Norte, sería un seguro "camino hacia la catástrofe".