La tercera ronda negociadora de la UE y Reino Unido sobre el "Brexit", iniciada el lunes, sigue envuelta en nubarrones. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, manifestó ayer su "insatisfacción" tras haber leído todos los documentos de Londres sobre su posición respecto a la salida de la Unión.

"En realidad, ninguno me ha satisfecho. Hay una enorme cantidad de cuestiones pendientes de resolución", dijo Juncker, quien citó el problema fronterizo entre las dos Irlandas -que calificó de "muy serio" y para el cual admitió que no hay "una respuesta definitiva"- así como la situación de los ciudadanos comunitarios en el Reino Unido y de los británicos en los países comunitarios.

Londres pretende que no se restablezcan fronteras físicas en el interior de la isla de Irlanda, pese a que las provincias del Ulster quedarán fuera de la UE. De igual modo, se resiste a dar precisiones sobre el acceso a la sanidad o a las ayudas sociales de los comunitarios que permanezcan en el Reino Unido tras el "Brexit", aunque sí estaría de acuerdo en que los ciudadanos de la UE puedan seguir residiendo y trabajando en territorio británico, siempre que haya reciprocidad con sus ciudadanos instalados en países de la Unión.

Juncker dejó claro que Bruselas no se ha movido de sus posiciones: hasta que no se pacte la salida de modo satisfactorio no se negociará el estatuto futuro de las relaciones bilaterales. "Debe quedar 'ultraclaro' que no iniciaremos ninguna negociación sobre las futuras relaciones económicas y comerciales entre el Reino Unido y Europa, antes de que se hayan resuelto todas las cuestiones referidas al divorcio", dijo.

Desde París, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció que tras las elecciones alemanas del 24 de septiembre hará propuestas a sus socios comunitarios para una "refundación" de la UE que redunde en la protección de los ciudadanos.