El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer una mayor implicación de su país en la guerra de Afganistán con un nuevo despliegue de tropas que aumentará la presencia de los efectivos norteamericanos en el país centroasiático. Aunque el mandatario estadounidense no quiso dar más detalles sobre la nueva operación de Washington por motivos estratégicos, las fuentes apuntan a que podrían incrementarse en 4.000 los efectivos ya desplegados en Afganistán.

Esta decisión supone un giro radical en la actitud que el magnate neoyorquino había mantenido tradicionalmente frente a este conflicto, puesto que siempre apostó por la salida de EE_UU para "dejar de gastar dinero" en el "desastre" de Afganistán. De hecho, esta fue una de las promesas de su campaña electoral.

"Mi primer instinto fue retirarnos y, aunque históricamente he seguido mis primeros instintos, también he escuchado durante toda mi vida que las decisiones son muy distintas cuando te sientas en el Despacho Oval", explicó Trump en relación a este cambio de postura. "Una retirada apresurada crearía un vacío de poder que los terroristas, incluidos Estado Islámico (EI) y Al Qaeda, llenarían inmediatamente", añadió el inquilino de la Casa Blanca.

El presidente estadounidense se decantó así por escuchar al Pentágono, que presionaba para reforzar las tropas norteamericanas en un país, Afganistán, que lleva 16 años en guerra contra los talibanes. Esta es, para Estados Unidos, la guerra más larga en la que ha participado en toda su historia.

No obstante, Trump también afirmó que, en el futuro, quizá sea posible alcanzar un "acuerdo político" que incluya a "los elementos talibanes" de Afganistán, dando a entender su disposición a abrir un proceso de diálogo.

El presidente de Afganistán, Ashraf Gani, agradeció a Trump y a los estadounidenses esta confirmación del apoyo a los esfuerzos de su país por "alcanzar la autonomía y liberar a la región de la amenaza del terrorismo" e instó a los talibanes a comprender que una victoria militar es para ellos "imposible", por lo que reiteró su oferta de una resolución pacífica y dialogada con los insurgentes.

No obstante, Trump advirtió al Gobierno afgano que este apoyo no es "un cheque en blanco" y que espera "reformas y avances" reales en el país. El magnate también arremetió contra Pakistán, al que acusa de dar refugio a los terroristas islamistas de todo el mundo.

Los talibanes, por su parte, respondieron a este anuncio insistiendo en su llamamiento a la yihad (guerra santa) como un "deber moral y religioso" contra la "invasión" del país por parte de EE UU. El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, advirtió que si Washington no retira la totalidad de sus tropas, Afganistán "se convertirá en el cementerio del siglo XXI del imperio estadounidense".