El presidente de Estados Unidos Donald Trump, decidió ayer disolver los dos consejos de asesores que formó hace seis meses con los más relevantes jefes de empresa del país.

La decisión es respuesta a la cadena de dimisiones de líderes empresariales desatada en la última semana por sus ambiguas declaraciones sobre el atropello supremacista del pasado sábado en la localidad de Charlottesville (Virginia).

Hasta siete relevantes ejecutivos dejaron las filas de Trump, incluidos los jefes de Intel, Merck, WallMart y la empresa alimentaria Campbell. También abandonó el consejo asesor la mayor federación sindical de EE UU, la AFL-CIO.

"Antes que presionar a los empresarios del Consejo de Fabricantes Estadounidenses y del Foro de Estrategia y Política, voy a acabar con ambos. ¡Gracias a todos!", anunció Donald Trump en un tuit.

Esta drástica solución a la pérdida de apoyos llegó el mismo día en el que Trump lanzó un ataque directo al gigante del comercio electrónico Amazon, fundado y dirigido por Jeff Bezos, dueño del diario "The Washington Post", a quien acusó de dañar al comercio minorista, causando la destrucción de "muchos puestos de trabajo".

Intensa jornada

La intensa jornada de ayer de Trump se había iniciado con un regreso a su ambigüedad respecto al ataque de Virginia, del que hizo responsables tanto a los supremacistas y neonazis como a los antifascistas que se les opusieron.

El atropello, lanzado por un joven neonazi, se saldó con la muerte de una mujer y una veintena de heridos. Con sus declaraciones de ayer, que le han generado una nueva lluvia de críticas desde todos los sectores políticos y sociales, excepto desde el Ku Klux Klan, que le aplaudió, Trump mitigó su explícita condena de nazis y supremacistas del lunes, 48 horas después de los hechos.

El sábado, el actual presidente de los Estados Unidos se había limitado a condenar las expresiones de odio, viniesen de donde viniesen. "Había un grupo en una parte que era malo y un grupo en la otra que también era violento", dijo ayer.