Corea del Norte rebajó ayer el tono de su enfrentamiento con EE UU con la decisión por parte de su presidente, Kim Jong-un, de no atacar, de momento, la isla norteamericana de Guam. Según informó la agencia estatal norcoreana KCNA, Kim ha decidido "observar un poco más" las acciones de EE UU antes de llevar a cabo cualquier acción militar. Además, instó a Washington a decantarse por "una opción adecuada" para "desactivar la tensión y prevenir un peligroso conflicto militar".

Este anuncio por parte de Pyongyang fue bien acogido por la Casa Blanca. El secretario de Estado de EE UU, Rex Tillerson, aseguró que su Gobierno sigue "interesado" en un eventual diálogo con Corea del Norte, aunque Tillerson también declaró no tener "ninguna respuesta" a esta decisión de Pyongyang y argumentó que crear las condiciones apropiadas para un diálogo es algo que depende de Kim Jong-un.

También el presidente surcoreano, Moon Jae-in, se sumó a este discurso conciliador asegurando que su Gobierno "evitará una guerra a toda costa" y que no desea el "colapso" de Corea del Norte ni consentirá tampoco que Washington emprenda acciones militares que no sean decididas por Seúl. Además, Moon recordó a Pyongyang que Corea del Sur todavía mantiene "las puertas abiertas" al diálogo.

No obstante, esta aparente rebaja de la tensión fue rápidamente acotada. El Ejército norcoreano presentó ayer mismo a Kim Jong-un el plan de ataque contra Guam, tal y como estaba anunciado, y Pyongyang amenazó con tomar una "importante" decisión si Washington persiste en sus "imprudentes y extremadamente peligrosas" acciones, en alusión a los ejercicios militares conjuntos que las tropas surcoreanas y estadounidenses tienen previsto iniciar el próximo lunes.

El presidente de EE UU, Donald Trump, reafirmó, por su parte, en una conversación telefónica con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, que su país está "preparado" para responder a cualquier amenaza de Corea del Norte contra sus aliados. También el secretario de Defensa de Estados Unidos, Jim Mattis, advirtió que si Pyongyang tomara la decisión de disparar contra EE UU, la situación derivaría "muy rápidamente" en una guerra.