Los kenianos vuelven paulatinamente a la normalidad pese a la petición de no trabajar por parte de una oposición, que hoy presentará la estrategia a seguir después de no reconocer la reelección del presidente Uhuru Kenyatta y descartar su impugnación ante la justicia.

El líder de la coalición opositora Súper Alianza Nacional (NASA, siglas en inglés), Raila Odinga, visitó ayer los suburbios de Mathare y Kibera, en Nairobi, donde pidió a sus seguidores que no trabajasen ayer en señal de duelo por los "patriotas" fallecidos en enfrentamientos con la Policía.

Sin embargo, en un país donde gran parte de la población sobrevive con menos de un euro al día y donde muchas personas, dada la grave situación de inseguridad, no han podido trabajar desde la jornada electoral del pasado martes, la mayoría de la población ha hecho oídos sordos a la petición de boicot.

"Raila Odinga no va a dar de comer a mi familia", explicó a Efe David, un residente de Mathare.

En Kibera, Walter, un carnicero de la etnia lúo, al igual que Odinga, al que apoya, tiene idénticos motivos: "Tengo que alimentar a mi familia".

Su jefe no quería abrir porque una bala de la Policía rompió el cristal de su otra carnicería, pero Walter le pidió que le dejara trabajar y le aseguró "que vendería carne".