Dos hombres muertos, otro gravemente herido y diez detenidos es el balance del fallido asalto a la Brigada 41 de Blindados del Batallón Paramacay, de la ciudad de Valencia, un episodio que aviva la tensión en Venezuela tras los primeros movimientos de la Asamblea Nacional Constituyente. El Gobierno ve la mano de sus críticos tras este intento de insurrección militar mientras que los opositores, congregados ayer en un foro en defensa de la Constitución exigen a Maduro que aclare los hechos, de los que se desvinculan.

A los fallecidos en el asalto hay que sumar la muerte de Ramón Rivas, un opositor que pereció horas después por arma de fuego durante una manifestación ciudadana en Valencia en apoyo a los insurrectos, cerca del destacamento militar asaltado.

El grupo que intentó hacerse con el cuartel estaba integrado por una veintena de hombres, al frente de los cuales figuraba Juan Carlos Caguaripano Scott, miembro de la Guardia Nacional Bolivariana (policía militarizada), que en 2014 hizo pública su oposición a la revolución bolivariana por la represión a las protestas antigubernamentales de entonces, que se saldaron con 43 fallecidos, según datos oficiales. El de ayer fue otro capítulo más en el historial de rebeldía de Caguaripano contra el Gobierno y de su intento de agitar a los militares frente a Nicolás Maduro. Caguaripano permanecía en la clandestinidad y fue señalado como uno de los artífices de un plan golpista frustrado en 2015, que incluía matar al jefe de Estado, según el chavismo. Tres de de los que secundaron la acción junto al oficial retirado y declarado en rebeldía con el Gobierno de Nicolás Maduro son oficiales de tropa de bajo rango. A ellos se sumaron un sargento de la reserva de paracaidistas, un teniente que desertó hace tres meses de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y un miembro de la Milicia (civiles armados).

El comandante general del Ejército, el mayor general Jesús Suárez Chourio describió lo ocurrido como un ataque "terrorista, paramilitar, mercenario pagado por la derecha y sus colaboradores, pagado por el imperio norteamericano". La Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela vincula a la oposición al presidente Nicolás Maduro con el ataque a la unidad militar, que atribuye a "delincuentes civiles portando prendas militares". "Los sujetos capturados han confesado haber sido contratados en los estados Zulia, Lara y Yaracuy por activistas de la extrema derecha venezolana en conexión con gobiernos extranjeros", prosigue la nota oficial.

Por su parte, el presidente del Parlamento venezolano, el opositor Julio Borges, exigió al Ejecutivo "saber la verdad, que no nos vengan con un cuento chino, que no nos vengan a culpar a quienes queremos simplemente en Venezuela la vigencia de la democracia". Borges figuraba ayer entre los participantes en el foro "En defensa de la Constitución", que aglutinó en Caracas los opositores al régimen, al tiempo que la fallida insurrección militar provocaba la suspensión de la sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Una semana después de las elecciones de sus 545 integrantes, este órgano pensado por el Gobierno para burlar su minoría en el Parlamento se ha convertido en el epicentro de todas las tensiones. "

Horas antes el líder opositor venezolano Leopoldo López fue devuelto a su casa en arresto domiciliario.