El Parlamento francés prohibió ayer definitivamente que los diputados galos puedan contratar a sus familiares más cercanos como asistentes, una medida que forma parte de la ley de "moralización de la vida pública" anunciada por el presidente, Emmanuel Macron, durante su campaña presidencial. La prohibición, votada por la Asamblea Nacional, afecta también a los ministros, senadores y cargos públicos locales. Únicamente aquellas personas que posean un "vínculo familiar" a partir de segundo grado podrán ser contratadas por los diputados y cargos públicos, a condición de que éstos lo declaren por escrito.

Esta prohibición, prometida por Macron, surge a raíz del escándalo protagonizado por el antiguo candidato conservador a la presidencia, François Fillon, que fue imputado por haber otorgado un empleo ficticio a su esposa durante décadas como asistente parlamentaria. La investigación de este caso, conocido por el nombre de la esposa de Fillon como el "Penelopegate", también se extendió a sus dos hijos y fue el caso más mediático en Francia, pero no el único.

Pese al cumplimiento de algunas de sus promesas, la popularidad del presidente Macron sufrió en el último mes una caída de siete puntos y se sitúa en el 36% a menos de dos semanas de que cumpla, sus primeros cien días como inquilino del Elíseo.