El presidente de EE UU, Donald Trump, decidió ayer suspender el programa de la CIA dedicado a armar y entrenar a las tropas rebeldes en Siria. Una decisión que beneficia al régimen sirio de Bachar al Asad y, por extensión, a Rusia, su protector, que aplaudió al magnate.

Con esta decisión, la Casa Blanca muestra su interés por colaborar con el Kremlin en Siria y dar un giro a la política exterior del anterior Ejecutivo de Barack Obama, que apostó por derrocar a Al Asad como única vía posible para la resolución del conflicto.

Sin embargo, esto no afectará al programa del Pentágono para entrenar a los rebeldes que se enfrentan al autodenominado Estado Islámico.

Además, el Departamento de Seguridad Nacional de EE UU anunció un endurecimiento de la seguridad en vuelos procedentes de 105 países, España entre ellos. Los pasajeros podrán seguir llevando aparatos electrónicos en sus equipajes de mano pese a las medidas.

Por otra parte, el magnate acusó al fiscal general del Estado, Jeff Sessions, de ser "injusto" con él y le recriminó su decisión de apartarse de la investigación de sus supuestas relaciones con Rusia durante la campaña electoral. Sessions, por su parte, aseguró que continuará en su puesto a pesar de los reproches de Trump.