La Unión Europea (UE) y el Reino Unido entraron ayer en el meollo de las negociaciones para la salida del país anglosajón del bloque comunitario. El francés Michel Barnier, jefe europeo de las negociaciones, recibió en la sede de la Comisión Europea (CE) en Bruselas al secretario de Estado británico para la salida de la UE, David Davis, quien señaló los buenos inicios de las negociaciones: "Tuvimos un buen comienzo el mes pasado, pero ahora vamos a entrar en la esencia del asunto", afirmó.

Ambas partes negociarán hasta este jueves asuntos de máxima importancia. La prioridad es alcanzar un acuerdo sobre los derechos que tendrán los ciudadanos europeos en el Reino Unido y los británicos en la Unión, así como resolver la situación de la frontera entre el Ulster e Irlanda y acordar las obligaciones financieras de Londres por sus compromisos presupuestarios adquiridos con la UE antes de su salida.

Este último punto es el mayor foco de tensión y desacuerdo entre ambas partes. Según los cálculos de Bruselas, la "factura" que Londres debe asumir para cumplir con los compromisos adquiridos como miembro comunitario oscilaría entre los 60.000 y los 100.000 millones de euros. Una suma que el ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, calificó la semana pasada de "exorbitante", afirmando que la UE podía "irse a tomar viento".

No obstante, Davis dijo después que el Reino Unido "tiene derechos y obligaciones" dejando patente la división interna que existe en el propio Gobierno británico sobre el acuerdo financiero.

Por su parte, el ministro español de Exteriores y Cooperación, Alfonso Dastis, apreció una evolución en cuanto a la postura británica en las negociaciones: "Veo una evolución en la posición del Reino Unido. Creo que están aceptando que va a ser necesario un periodo transitorio", afirmó Dastis, confiando en que las partes alcancen una solución "antes de que acabe el plazo" en alusión al periodo de dos años que marcan los tratados comunitarios.