Las encuestas son coincidentes. La República en Marcha (REM), el partido del presidente Macron, se alzará hoy, domingo, con al menos las tres cuartas partes de la Asamblea Nacional francesa, lo que deja poco más de cien diputados para que se los reparta el resto de los partidos. Lo hará, por otra parte, entre la indiferencia general, ya que si el porcentaje de abstención en la primera vuelta (51,29%) fue récord absoluto en la vida de la V República, fundada en 1958, el de mañana puede superarlo y llegar incluso al 53%.

Está claro que solo son encuestas, pero tanto en las presidenciales de los pasados 23 de abril y 7 de mayo como en las legislativas del pasado domingo, los sondeos galos han sido muy fiables y, si acaso, solo se quedaron cortos al medir el nivel de la abstención y, como consecuencia, el peso del arrasador rodillo macroniano.

Con una horquilla de previsiones que va de los 390 a los 470 diputados, REM, que concurre en coalición con los centristas del MoDem, solo dejaría entre 180 y 100 de los 577 diputados para Los Republicanos (70-95), el PS (25-35 frente a los 314 que tenía hasta ahora), Francia Insumisa y el Frente Nacional.

El rodillo amenaza ser de tal calibre que no falta quien augure "autoritarismo" y régimen de partido único, ya que, además, el compromiso de disciplina parlamentaria en el interior de REM es fuerte. No en vano, en 2015, la ley de reformas impulsada por Macron desde el Ministerio de Economía tuvo que ser aprobada por "decretazo" ante la oposición que suscitó en una amplia franja de los diputados socialistas, los llamados "frondistas".

Con estas huestes, Macron se dispone desde el lunes a poner en marcha sus reformas -la laboral a la cabeza de todas- para conseguir que Francia se comporte, anunció esta semana, como una "start up". Aunque si, al final, la oposición que encuentra en el Palais Bourbon, sede de la Asamblea, es muy pequeña, resulta probable que sea en la calle donde la izquierda le dé la batalla.