Rusia levantó ayer una considerable expectación al anunciar la posibilidad de que haya acabado en un bombardeo con la vida del líder del Estado Islámico (EI), Abú Bakr al Baghdadi, aunque precisó que aún no está en condiciones de confirmar esa muerte. EE UU, por su parte, aseguró no estar en condiciones de poder corroborar que Al Baghdadi, por cuya cabeza Washington ofrece una recompensa de diez millones de dólares, haya fallecido. La muerte del líder del EI ha sido anunciada y desmentida varias veces estos últimos años.

Según un comunicado del ministerio ruso de Defensa, el ataque aéreo de los cazas rusos se produjo el pasado 28 de mayo y estuvo dirigido contra una reunión del denominado Consejo Militar de Estado Islámico, en la que se cree que Al Baghdadi podría estar presente. En todo caso, el bombardeo acabó con la vida de alrededor de una treintena de altos mandos del EI, sostiene Moscú, y a unos 300 milicianos.

El ministro de Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, manifestó que las muertes de líderes terroristas siempre "hacen mucho ruido" aunque las organizaciones a su mando no tardan en "recuperar su capacidad de combate".