La Policía no alberga dudas de la implicación de una red yihadista en el atentado del Manchester Arena. "Creo que está muy claro que se trata de una red", dijo Ian Hopkins, jefe de la Policía del área metropolitana de la ciudad, donde ayer se practicaron cuatro nuevas detenciones. El nivel de alerta terrorista pasó el martes de "severo" a "crítico", lo que quiere decir que un nuevo ataque puede producirse de manera "inminente". Para impedirlo serán desplegados hasta 3.800 militares por todo el Reino Unido en los próximos días, en el marco de una operación denominada Temperer.

El Ejército vigilará el palacio de Buckingham, el Parlamento de Westminster, el número 10 de Downing Street y las embajadas, así como centros comerciales, estaciones de ferrocarril y estadios. Sin embargo, los soldados realizarán su labor bajo el mando de Scotland Yard.

Entre los arrestados desde el martes, cinco en total, figura un hermano de Salman Abedi, el hijo de refugiados libios de 22 años que se hizo volar por los aires en el exterior del pabellón, segando la vida de 22 personas, entre ellas varios niños, e hiriendo a 64. Se trata de Ismael Abedi, de 23 años, y su detención fue la primera de las practicadas hasta ahora en territorio británico.

La hipótesis con la que trabajan las fuerzas de seguridad es que Abedi contó con ayuda para planificar el atentado e, incluso, fabricar la bomba. La ministra de Interior, Amber Rudd, no dudó en considerar "sofisticada" su acción terrorista, pese a que el artefacto era de fabricación casera.

Mientras tanto, los medios de comunicación han empezado a dar detalles de la personalidad y las últimas andanzas del suicida. Según informó la BBC, dos personas llamaron hace unos cinco años al teléfono que la Policía tiene abierto para denunciar amenazas terroristas con el propósito de advertir de la radicalización de Abedi.

Un trabajador voluntario de la comunidad musulmana que exigió mantener el anonimato para hablar con la cadena pública dijo que Abedi había conversado con otras personas en Mánchester sobre el valor de morir por una causa. El sospechoso de perpetrar la matanza del Manchester Arena expresó, asimismo, opiniones en favor de operaciones suicidas en la guerra civil desatada en Libia tras la caída de Gadafi.

Mientras tanto, una veintena de los más de 60 heridos que dejó el atentado permanecen hospitalizados en estado crítico, con heridas "altamente traumáticas", informó un responsable de los servicios sanitarios británicos. Del total de 64, doce son niños menores de 16 años.

Por lo que toca a la identificación de las 22 víctimas mortales, las autoridades han hecho pública hasta ahora la de 14, entre ellos varios menores de edad. El Gobierno polaco confirmó que dos de sus nacionales perecieron en el ataque.