El presidente de EE UU, Donald Trump, llegó ayer a Jerusalén, segunda etapa de su primera gira internacional, proveniente de Arabia Saudí. Trump, que se convirtió en el primer presidente en ejercicio de EE UU en visitar el Muro de las Lamentaciones, dio así una prueba simbólica de que considera a la ciudad como la capital israelí, precisamente cuando su promesa de campaña de trasladar allí la embajada de EE UU parece haber caído en el olvido.

En una reunión de trabajo con el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, Trump le prometió que "Irán nunca tendrá armas nucleares" y calificó de "terrible" el acuerdo sobre el programa nuclear iraní firmado en 2015 entre ese país y el Grupo 5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania). Según Trump, que hizo de Irán una de las bestias negras de su campaña electoral, el acuerdo ha dado a Teherán "riqueza, prosperidad y capacidad para seguir con el terrorismo".

Incluso en Israel, la trama rusa persigue a Trump. Los periodistas le preguntaron por la revelación al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, de información confidencial suministrada por Israel. Trump aprovechó para asegurar que "nunca mencionó la palabra o el nombre de Israel" en su reunión del 10 de mayo.

"Todos dicen que lo dije, así que ahí tenéis otra noticia falsa. Nunca mencioné la palabra Israel", zanjó. Por desconocimiento, olvido o voluntad, Trump manipuló una vez más los hechos, ya que las noticias sobre su cita con Lavrov denunciaron que le hizo partícipe de datos secretos que ni siquiera los aliados más próximos de EE UU conocen y añadieron que, dado lo preciso de la información, Moscú podía descubrir quiénes eran las fuentes. Solo al día siguiente, la prensa expuso que la información, relativa a planes concretos del Estado Islámico -gestados en un punto concreto de Siria- para atentar con ordenadores personales en aviones comerciales, podía haber sido facilitada a EE UU por Israel.

Trump dedicó su obligado momento al proceso de paz entre israelíes y palestinos, paralizado desde hace tres años y seriamente enfermo desde hace casi una década. El magnate defendió "un esfuerzo renovado de paz entre israelíes y palestinos" y consideró que, ahora mismo, la posición más beligerante de EE UU hacia Irán y Siria los favorecerán.

En EE UU, mientras tanto, siguen sucediéndose las vicisitudes que rodean la investigación de la trama rusa. El exconsejero de Seguridad Nacional de Trump, general Mike Flynn, invocará la Quinta Enmienda de la Constitución -que le da derecho a no declarar en su propio perjuicio- para no colaborar en la investigación de la comisión de Inteligencia del Senado. La Comisión ha solicitado a Flynn, que se configura cada vez más como una pieza clave de la trama, la entrega de una serie de documentos que el general se niega a proporcionar si no se le garantiza inmunidad.