Poco a poco se va poniendo rostro a la tragedia. Como el de Kelly Brewster, una de las últimas identificadas. A sus 32 años acudía al concierto de Ariana Grande en el Mánchester Arena junto a su hermana y su sobrina. Dicen que murió salvándolas, abalanzándose sobre ellas. Ambas se recuperan de las heridas, una con fracturas en las dos piernas. Alison y Lisa eran madres y amigas. Juntas esperaban a sus hijos en el vestíbulo.

El primer nombre de esta trágica lista fue el de ella, Gina Callender, de 18 años. Horas antes del concierto de Ariana Grande, Gina, como la llamaban sus amigos, se había mostrado emocionada por acudir al concierto de la artista norteamericana, a la que había conocido dos años antes.

"Nuestro más sentido pésame, pensamientos y plegarias se dirigen hacia la familia de Georgina, sus amigos y todos aquellos afectados por esta pérdida", afirmó un portavoz del centro educativo.

El diario local "Manchester Evening News" ha recaudado cerca de 200.000 libras (230.000 euros) en una campaña a través de internet para ayudar a la familia de Callander.

A ella se sumaron John Atkinson, de 26 años, y la más joven, la pequeña Saffie Rose, de tan solo ocho años que, dicen, murió junto a su madre en el hospital.

El director de la escuela primaria de a la que asistía Saffie Rose Roussos, Chris Upton, la describió como "simplemente una maravillosa niña pequeña".

"La quería todo el mundo. Su calidez y amabilidad se recordarán con cariño. Saffie era callada y modesta, con un toque creativo", dijo Upton, que describió la muerte de la niña como una "tremenda conmoción".