El presidente estadounidense, Donald Trump, participó ayer en Riad, la capital saudí, en una cubre con 55 líderes de países islámicos de África, Asia y Oriente Medio, en la que les pidió que expulsen a los extremistas de "sus lugares de oración, sus comunidades y de la tierra santa" y que se unan a EE UU en una alianza para lograr "un futuro mejor".

"No estamos aquí para enseñar nada ni para decirles a otras personas cómo vivir, qué hacer o cómo practicar su fe. En lugar de eso, ofrecemos una alianza basada en valores e intereses comunes con el fin de conseguir un mejor futuro", aseguró el mandatario estadounidense.

EE UU está preparado para luchar junto a los países islámicos en busca de "la seguridad y los intereses comunes", señaló Trump, quien tendió la mano a los asistentes. El anfitrión, el rey saudí Salman bin Abdulaziz, y el magnate anunciaron la creación de un centro con sede en Riad para combatir la financiación del terrorismo en el que participarán también los países del Consejo de Cooperación del Golfo.

En la cita, Trump abordó una de las grandes preocupaciones de los países islámicos de la zona y acusó a su enemigo común, Irán, de desestabilizar la región de Oriente Medio. De igual modo, le responsabilizó de "todo lo que está ocurriendo en Siria" y de apoyar "los indescriptibles crímenes" del presidente sirio, Bachar al Asad.

Las invectivas de Trump no quedaron sin respuesta. El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, emplazó al presidente estadounidense, Donald Trump, a tratar con su aliado, Arabia Saudí, la manera de evitar que se produzca otro atentado como el del 11 de septiembre de 2001 contra el Pentágono y las Torres Gemelas de Nueva York, organizado por la Al Qaeda del saudí Bin Laden y perpetrado en su mayoría por saudíes.