La candidata presidencial ultraderechista gala Marine Le Pen dio ayer un golpe de efecto en la campaña francesa al visitar por sorpresa a los huelguistas de una fábrica de Whirlpool en Amiens, ciudad natal de Emmanuel Macron, mientras este aspirante estaba reunido con los sindicatos en la Cámara de Comercio.

Al tiempo que Le Pen recibía un baño de masas en el exterior de la planta -que la matriz estadounidense tiene previsto deslocalizar a Polonia-, Macron se reunía con el comité intersindical a puerta cerrada, tras haber rechazado en un primer momento visitar a los piqueteros.

Sin embargo, el paso adelante de Le Pen obligó a Macron reunirse con los huelguistas, quienes le silbaron, le abuchearon y lanzaron gritos en favor de Le Pen. "No voy a decir que puedo prohibir a una empresa cerrar una fábrica, porque no es posible. Si no, ninguna empresa más vendría a invertir en Francia", explicó Macron entre abucheos.

En Bruselas, el Parlamento Europeo ha iniciado entre tanto el proceso para decidir si acepta la petición de la Justicia gala de retirar la inmunidad parlamentaria a Le Pen, investigada en Francia por la presunta malversación de fondos comunitarios para pagar sueldos de su partido.