Abd Alkader Habak, fotógrafo de profesión, se ha convertido en un icono de esperanza en Siria, un país devastado por la violencia, tras ser fotografiado rescatando a niños víctimas del atentado que dejó más de cien muertos este sábado cerca de Alepo, la mayoría menores.

El reportero, que se encontraba en el lugar en el que un coche bomba estalló contra un convoy de personas evacuadas cerca de Alepo, la mayor ciudad del país, no dudó en dejar a un lado su trabajo y ayudó como pudo en las tareas de rescate junto a otros periodistas.

Las imágenes Abd Alkader Habak corriendo con niños en brazos y desolado por el dolor ante la atrocidad del terrorismo ha dado la vuelta al mundo gracias a las redes sociales y los medios de comunicación.

El fotógrafo y también cineasta ya había mostrado anteriormente su compromiso con las víctimas del conflicto.

Entre las al menos 126 víctimas mortales del atentado hay 68 menores, que viajaban en un convoy de civiles que se encontraba bloqueado cerca de Alepo y del que el Gobierno sirio responsabiliza a rebeldes apoyados por Estados Unidos, que han negado toda participación.

Otros 13 fallecidos eran civiles mayores de edad y el resto combatientes que resguardaban el convoy de más de 5.000 residentes de las ciudades de Al Fua y Kefraya, bajo control insurgente, que se dirigían a Alepo, territorio del Gobierno, dentro de un programa de intercambio de evacuados entre Gobierno y rebeldes, que había quedado paralizado horas antes del atentado.

Dado este último balance, proporcionado por la red de activistas del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, se trata del peor ataque de este tipo ocurrido en Siria en casi un año. La ONG precisó que entre los fallecidos hay 98 vecinos de Fua y Kefraya y varios voluntarios de la Media Luna Roja Siria, que estaban facilitando el proceso de evacuación.