La Policía británica no halla pruebas que vinculen al terrorista que atentó el pasado miércoles en Londres, Khalid Masood, de 52 años, con el terrorismo internacional, pese a que el yihadista Estado Islámico (EI) se adjudicó la autoría al día siguiente de los hechos, saldados con cinco muertos -incluido Masood- y 50 heridos, 13 de ellos aún en el hospital.

El subcomisario Neil Basu admitió ante la BBC que Masood "claramente tenía interés en la yihad", pero los investigadores no han encontrado pruebas de vínculos con Al Qaeda o el EI. Tampoco de que hubiese hablado de sus intenciones con otras personas.

"Sus métodos parecen estar basados en una baja sofisticación, baja tecnología, bajos costes", explicó Basu, quien dijo que estarían "copiados" de otros ataques y seguirían, "en términos de metodología", la doctrina marcada por la propaganda del EI. La Policía tampoco estima que Masood se radicalizase en su estancia en prisión de 2003, condenado por apuñalamiento. El terrorista, de hecho, no era escrutado por los servicios de Inteligencia (MI5).

La Policía ha calculado que Masood circulaba a unos 120 kilómetros por hora cuando perpetró el atropello masivo de viandantes en el puente de Westminster, junto al Parlamento.

Entre tanto, y en vísperas de poner mañana, miércoles, en marcha el largo proceso del "Brexit", la primera ministra, Theresa May, viajó ayer a Escocia para reunirse con su ministra principal, Nicola Sturgeon, ante quien resaltó, en el curso de una reunión de una hora, la importancia de mantener la unidad del país en las actuales circunstancias.

El Parlamento de Escocia votará hoy una moción para conceder autorización al Gobierno autónomo para iniciar el camino a un segundo referéndum de independencia, al que May se opone. Un portavoz de la "premier" adelantó que ofrecería nuevas competencias a Escocia, una vez que Londres recupere las cedidas a la UE. Sin embargo, Sturgeon lo desmintió tras la reunión.