El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, perdió ayer el primer recurso para levantar la suspensión del veto migratorio impuesto a los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana. La Corte de Apelaciones del Noveno Distrito, que tiene su sede en San Francisco (California), denegó la petición del Departamento de Justicia de restaurar de manera inmediata el decreto presidencial, y todo parece indicar que el caso acabará en el Tribunal Supremo federal, donde hay tantos jueces progresistas como conservadores: cuatro.

Trump podría desnivelar la balanza a su favor si su nominado para ocupar una plaza en la máxima instancia judicial del país, Neil Gorsuch, recibe el plácet del Senado antes de que el asunto llegue a sus manos.

Entre tanto, muchos de los ciudadanos que desde el 27 de enero no podían viajar a EE UU en virtud de la orden ejecutiva, pese a tener el visado en regla, se están apresurando a hacerlo. Hasta el viernes, 60.000 de esos visados habían sido cancelados.

"Vamos a ganar esta pelea", prometió ayer el vicepresidente, Mike Pence, a la cadena de televisión Fox News. "Seguiremos usando todos los medios legales a nuestra disposición para suspender la orden" del juez federal que bloqueó el veto migratorio, aseguró Pence.

Ese juez, James Robart, con tribunal en Seattle (Washington), suspendió la aplicación del veto migratorio la noche del viernes. Lo hizo con carácter inmediato, pero temporalmente: hasta que tomara una decisión definitiva o el Gobierno apelara a una instancia superior. Como así hizo el sábado por la noche el Departamento de Justicia ante la citada corte de apelaciones.

Este tribunal denegó la petición, pero ordenó a los demandantes -los estados de Washington y Minesota- que le presenten argumentos a favor de su posición antes de las 09.00 horas de hoy y al Gobierno de Trump, que haga lo mismo antes de la próxima medianoche, informa.

Parece que la intención de Trump es satisfacer la demanda de la corte de apelaciones, en vez de apelar directamente al Tribunal Supremo federal. Según un portavoz del Departamento de Justicia, Peter Carr, porque prefiere "dejar que se desarrolle el proceso de apelación". O, según otras versiones, porque con la máxima instancia judicial del país dividida a partes iguales entre conservadores y progresistas, podría perder el caso.

Los estados demandantes argumentan que el decreto es inconstitucional porque provoca discriminación contra una religión, la musulmana, algo que prohíbe la Primera Enmienda. No obstante, Trump se cuidó de no mencionar el credo musulmán en su decreto presidencial.

Otra cosa son las despectivas críticas contra Robart que Trump lanzó el sábado en Twitter, su medio de comunicación favorito. Le llamó "supuesto juez" y le acusó de "arrebatar al país la capacidad de aplicar la ley" con su "ridículo" fallo. Ayer fue aún más lejos y le hizo responsable si hay un atentado. "No puedo creer que un juez exponga a nuestro país a este peligro. Si pasa algo, culpadle a él y al sistema judicial. Hay gente entrando. ¡Malo!".

Pence lo justificó: "El presidente tiene todo el derecho de criticar a las otras dos ramas del Gobierno. Tenemos una larga tradición de eso en nuestro país". Sin embargo, el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, le corrigió: es "mejor evitar criticar directamente" a los jueces por mucho que puedan "decepcionarte".

Por otro lado, Pence anunció que el Gobierno está sopesando la posibilidad de retirarse del acuerdo nuclear con Irán y otras cinco potencias firmado en julio de 2015. Sobre todo, después de los ensayos de misil que Irán, uno de los siete países afectados por el veto migratorio, ha efectuado en los últimos días, y que provocó la imposición de sanciones económicas por parte de Washington. A las que, por su parte, Teherán contestó con una acción recíproca y el anuncio de maniobras militares y más ensayos.

Pence tampoco ocultó la "preocupación" de la Casa Blanca por el papel que puede estar jugando Rusia en el recrudecimiento de las hostilidades en el este de Ucrania, pero no descartó que Trump pueda levantar las sanciones a Moscú sin que haya grandes cambios en la postura rusa en esta crisis. De hecho, insinuó que el levantamiento de las restricciones dependerá de "la oportunidad de trabajar en intereses comunes", pues la mayor prioridad de Trump es "perseguir y destrozar al Estado Islámico en su lugar de origen". Es decir, en Siria.