El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, restó ayer importancia a las masivas marchas en su contra celebradas el sábado y puso en duda que quienes las nutrieron, más de un millón de personas, votaran en las elecciones presidenciales del pasado 8 de noviembre.

"Vi las protestas de ayer (por el sábado), pero bajo la impresión de que acabábamos de tener una elección. ¿Por qué esas personas no votaron?", preguntó Trump en su cuenta personal de Twitter, que es la que insiste en usar pese a disponer de la oficial asignada al inquilino de la Casa Blanca.

Pero, como ya hiciera en varias ocasiones durante la campaña electoral, cuando su candidatura encontraba una fuerte oposición en la calle, horas después rectificó. Resaltó entonces, también en un tuit, que "las protestas pacíficas son un sello distintivo" de la democracia estadounidense y que, aunque él "no esté siempre de acuerdo" con ellas, reconoce "los derechos de las personas a expresar sus puntos de vista".

Las denominadas "marchas de las mujeres" tomaron el sábado las calles de más de seiscientas ciudades de Estados Unidos, con una asistencia de más de un millón de personas en total, y de otras 70 de todo el mundo. La de Washington concentró a medio millón de personas, lo que la convierte en una de las más multitudinarias que ha acogido la capital federal.

Entre tanto, la llegada del magnate al poder ha supuesto la desaparición de la página web en español de la Casa Blanca. "Sorry, the page you're looking for can't be found ("Lo siento, la página que estás buscando no puede encontrarse)" es el mensaje que se encuentran ahora los internautas que intentan acceder a la página www.whitehouse.gov/espanol

También se han clausurado otros instrumentos de comunicación en español como la cuenta @LaCasaBlanca que tenía en Twitter o su página de Facebook.

Trump tiene pensado centrarse en asuntos de comercio, seguridad e inmigración en su primera semana de mandato, y su jefe de gabinete, Reince Priebus, anunció ayer que pronto habría "movimientos" en estas áreas, lo que hizo pensar inmediatamente en algunas de las promesas electorales del magnate: sacar a EE UU del Acuerdo de Asociación Transpacífico y renegociar el NAFTA, un acuerdo comercial con México y Canadá, y expulsar a los ilegales con antecedentes penales.

Dicho y hecho: al poco, Trump anunció que la renegociación del NAFTA, firmado hace veinte años, empezará el día 31, cuando recibirá en la Casa Blanca al presidente mexicano, Peña Nieto. Trump culpa a ese acuerdo de las deslocalizaciones de fábricas y la pérdida de empleos en EE UU.

El viernes 27 le visitará en el Despacho Oval la "premier" británica, Theresa May, quien, tras el "Brexit", del que Trump es ferviente partidario, quiere explorar la posibilidad de firmar con Washington un acuerdo que le mantenga como actor comercial global al margen de la UE, aunque también defenderá el proyecto de defensa de la OTAN, con el que el magnate es muy crítico.