La mayoría de las regiones sirias controladas por la oposición armada vivieron ayer una jornada de calma tras la entrada en vigor a medianoche del jueves de la tregua entre el régimen de Damasco y los grupos rebeldes, a pesar de haberse registrado algunas violaciones del alto el fuego. La tregua no afecta a los grupos yihadistas, a la cabeza de los cuales figuran el Estado islámico y el Frente para la Conquista del Levante (antiguo Frente al Nusra), ni a las milicias kurdas del YPG, aliadas de Estados Unidos.

"La mayoría de las zonas del país están en calma", aseguró la ONG Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, en un comunicado en el que dio cuenta de una violación del alto el fuego por los rebeldes en la provincia de Deraa y de varias de las fuerzas gubernamentales en Damasco, Hama e Idleb. El director del Observatorio, Rami Abdelrahman, afirmó a Efe que el grado de cumplimiento de la tregua es del 90 por ciento.

El alto el fuego, auspiciado por Rusia y Turquía, y bien acogido por EE UU y la ONU, fue aceptado tanto por el Ejército sirio como por los rebeldes y los grupos de la oposición. Su objetivo es allanar el camino para una nueva ronda de negociaciones prevista para finales de enero en Astaná, capital de Kazajistán. El diálogo auspiciado por la ONU, con base en Ginebra, lleva estancado desde el pasado mes de abril.

El embajador de Rusia en Naciones Unidas, Vitali Churkin, expresó la voluntad del Kremlin de que tanto Estados Unidos como la ONU apoyen estas conversaciones de paz. Churkin consideró que, aunque EE UU ha estado ausente de las negociaciones que han desembocado en la tregua, se convertirá en un "actor importante" con la llegada de Trump a la Casa Blanca, el próximo 20 de enero.

El diplomático ruso también confió en que la ONU "participe plenamente en los preparativos para las negociaciones de Astaná", al tiempo que admitió que, "si tienen éxito, podrán continuarse en Ginebra". El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, había fijado para el 8 de febrero la reanudación en la ciudad suiza del diálogo de paz.

Sin embargo, Rusia y Turquía convencieron a las partes de que el primer cara a cara se celebre en Astaná, desplazando así del liderazgo del diálogo tanto a la ONU como a EE UU, principal interlocutor del Kremlin en la guerra siria hasta el momento.

El dictador sirio, Bashar al Asad, se mostró, por su parte, "optimista pero cauto" respecto a Trump. "No sabemos cuál será la política que adoptará sobre la región en general, ni cómo hará frente a los distintos lobbys que en EE UU se oponen a cualquier solución en Siria y a unas buenas relaciones con Rusia", dijo Asad.