La Autoridad Nacional Palestina (ANP) denunciará a Israel ante la Corte Penal Internacional (CPI) por los asentamientos judíos en los territorios ocupados e intentará que sean considerados como "crímenes de guerra". Para ello se valdrá de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que el pasado viernes declaró ilegales las colonias gracias a que Estados Unidos, el tradicional aliado de Tel Aviv, renunció por primera vez a ejercer su derecho de veto.

El texto del máximo órgano de decisión de la ONU por catorce votos a favor (entre ellos, el de España, que presidió la reunión) y la única abstención de EE UU, considera que las colonias carecen de "validez legal" y vulneran el derecho internacional. La resolución 2334 no obliga a Israel a poner freno a la política de asentamientos, pero puede tener consecuencias legales para el Estado hebreo, que es lo que la ANP anunció ayer.

En una entrevista con la agencia de noticias "Wafa", el secretario general de la OLP, Saeb Erekat, anunció que la ANP tiene previsto "pedir a la CPI que investigue todos los crímenes de guerra israelíes, sobre todo, los asentamientos", en respuesta a lo que Palestina considera "un comportamiento arrogante de Israel, que incluye la construcción de más colonias, muertes, detenciones y asedio".

Además de pedir a la CPI que considere los asentamientos como "crímenes de guerra", solicitarán al Consejo de Derechos Humanos de la ONU "que haga lo que sea necesario contra las obvias violaciones de Israel como potencia ocupante en los territorios palestinos", dijo Erekat.

Asimismo, anunció que la ANP aprovechará la llegada de Antonio Guterres a la Secretaría General de la ONU, este próximo 1 de enero, para pedir que Palestina sea miembro de pleno derecho del Consejo de Seguridad, para que pueda dar seguimiento a la aplicación de la resolución aprobada el viernes.

Entre tanto, el Gobierno de Israel planea aprobar esta semana la edificación de 618 nuevas viviendas en el territorio palestino ocupado de Jerusalén Este, informó el diario "Haaretz".

El primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha ordenado una campaña de represalias diplomáticas contra los países que votaron a favor de declarar ilegales las colonias. Sus embajadores fueron convocados el domingo para trasladar una protesta formal. Además, hasta que Donald Trump tome posesión como presidente de EE UU y la relación con Washington mejore, Netanyahu ha ordenado que sus ministros no mantengan contacto con sus homólogos de esos países ni viajen a ellos. Sin embargo, su mayor temor es que antes de que Trump llegue a la Casa Blanca, la administración Obama promueva una nueva resolución del Consejo de Seguridad que fije un calendario y un contenido para unas futuras negociaciones de paz entre palestinos e israelíes.