El anuncio por sorpresa del deshielo entre EE UU y Cuba cumplió ayer dos años, aunque lo hizo con sus ímpetus bastante apagados por las amenazas de Donald Trump, partidario de renegociar los acuerdos firmados hasta ahora.

Desde el 17 de diciembre de 2014, la isla ha experimentado un "boom" del turismo -este año se espera sobrepasar los 3,5 millones de 2015- y de la llegada de empresarios extranjeros atraídos por las nuevas oportunidades que ofrece un país que requiere inocular 2.500 millones de dólares anuales en su economía. Con todo, las posibilidades de despegue económico de Cuba se han visto cercenadas por la negativa del Congreso de EE UU -controlado por los republicanos- a levantar el embargo. Hay, sin embargo, excepciones como algunas mejoras en las telecomunicaciones o la reanudación el pasado mes de agosto de los vuelos regulares entre los dos países.