La evacuación de Alepo oriental fue suspendida a media mañana de ayer entre acusaciones de las partes de haber roto el alto el fuego que, desde primera hora del jueves, permitió la salida de unas 8.000 personas. Se estima que aún quedan en la antigua zona rebelde 50.000 personas, incluidos varios miles de combatientes, que aguardan para salir de la ciudad.

Fuentes de Damasco acusaron a los rebeldes de cortar la carretera por la que se debía evacuar a varios miles de enfermos y heridos chiíes atrapados en las localidades de Fua y Kefraya, en la vecina provincia de Idlib, cercadas por insurrectos. La suerte de estas personas ha sido vinculada por Irán a la evacuación de Alepo. Por su parte, los rebeldes acusaron a francotiradores iraníes de disparar contra uno de los convoyes de evacuados, matar a tres personas y tomar como rehenes a otras 800 para presionar en favor de los chiíes de Fua y Kefraya.

Buena parte de quienes han logrado dejar Alepo oriental han sido dirigidos hacia la vecina ciudad de Idlib, que permanece en manos rebeldes y que, por ser la única capital de provincia que estos todavía controlan, se adivina como el próximo objetivo del régimen de Damasco y de sus aliados rusos e iraníes.

En mitad de esas informaciones cruzadas, Rusia aseguró ayer que la evacuación de mujeres y niños de Alepo oriental ha terminado. A su vez, el presidente de EE UU, Barack Obama, acusó al régimen de Damasco y a sus principales aliados, Rusia e Irán, de "horribles violaciones del Derecho Humanitario" para reconquistar Alepo mediante una guerra total".