El anuncio de una breve pausa humanitaria para evacuar a unas 8.500 de las no menos de 150.000 personas atrapadas en la ratonera del sector oriental de la ciudad siria de Alepo quedó ayer en papel mojado. La aviación siria y rusa volvió a bombardear a primera hora de la mañana los castigados distritos en los que el fuego artillero no había llegado a detenerse en ningún momento.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, reconoció unas horas después de la reanudación de los ataques aéreos que las operaciones militares del régimen sirio proseguirán en Alepo hasta que abandone la ciudad el último de los milicianos rebeldes, en su mayoría yihadistas vinculados a Al Qaeda y otros grupos radicales islámicos.

Lavrov, que a menudo funciona como portavoz oficioso del régimen sirio, dio cuenta de la situación en un encuentro con los medios paralelo a la reunión del Consejo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que desde el jueves se celebra en Hamburgo.

Lavrov negó que Rusia y Siria estén empleando tácticas dilatorias en espera de que llegue al poder la nueva administración en EE UU -más favorable a la dictadura de Asad que la actual- y resaltó que en los últimos dos días ha mantenido tres encuentros personales y cuatro conversaciones telefónicas con el secretario de Estado de EE UU, John Kerry.

Negociaciones

Gracias a esos contactos, hoy se reanudarán en Ginebra las negociaciones diplomáticas y militares entre Rusia y Estados Unidos para abordar la salida de los rebeldes de su antiguo feudo de Alepo oriental, actualmente controlado en un 80% por las fuerzas gubernamentales tras la intensa ofensiva iniciada a mediados de noviembre.

La ONU denunció entre tanto que unos 500 hombres escapados de la zona rebelde de Alepo han desaparecido tras caer bajo la jurisdicción de las fuerzas gubernamentales. "Dado el terrible récord de detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones, por supuesto, estamos muy preocupados", explicó el portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.