La Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana, Angela Merkel, se pronunció ayer en su congreso de Essen a favor de derogar la fórmula que otorga la doble nacionalidad a los hijos de inmigrantes nacidos en el país y reimplantar la obligatoriedad de que se decidan entre la de origen y la alemana. De este modo, la CDU, que ayer cerró el congreso, emprende un giro a la derecha en claro desacuerdo con Merkel, a la que el martes reeligió líder con un 89,9% de apoyos.

"No va a haber cambios en esta legislatura", afirmó Merkel, después de que su partido a pronunciara a favor de una derogación que afectaría sobre todo a los hijos de inmigrantes turcos. La moción, que obtuvo el respaldo mayoritario de los delegados, "no es correcta", indicó la canciller tras lo que ha sido considerado una inusual muestra de desobediencia hacia su jefatura.

Esta discrepancia entre Merkel y la CDU pone de manifiesto las presiones internas para forzar a la canciller a dar un vuelco derechista a su línea política, sea por convicción o como mera estrategia electoral.

Rechazo

Merkel no solo expresó su rechazo al pronunciamiento de la CDU contra los hijos de inmigrantes sino que además se mostró del todo contraria a incluirlo en la campaña para las generales, previstas para septiembre de 2017, en las que aspira a lograr su cuarto mandato como canciller.

Contra la moción se habían pronunciado ya ante el congreso de la CDU el ministro del Interior, Thomas de Maizière, y el presidente del Parlamento, Norbert Lammert, que la consideraron inviable. El titular de Interior argumentó que no es practicable derogar la cláusula de la doble nacionalidad, ni ahora ni tras las elecciones, ya que cualquiera de los potenciales socios de coalición de la CDU la bloquearía.

Con ello apuntó a que la única formación que la respaldaría sería la derecha radical de Alternativa para Alemania (AfD), a cuyo ímpetu trata de responder el ala derechista de la CDU con este tipo de propuestas.