La factura del "Brexit" en las arcas públicas británicas será pesada, según reconoció ayer el Gobierno de Londres: 142.000 millones de euros (122.000 millones de libras) de endeudamiento adicional en los próximos cinco años, por caída de ingresos fiscales, lo que disparará la deuda hasta el 90% del PIB. El agujero será la consecuencia de que durante el próximo quinquenio, la economía crecerá como poco un 2,4% menos de lo previsto, de la mano de una caída inversora.

Este negro panorama fue el que pintó ayer ante la Cámara de los Comunes, el ministro de Economía, Philip Hammond, quien precisó que el primer zarpazo serio llegará en 2017, cuando la economía crecerá un 1,4% en lugar del 2,2% pronosticado hasta ahora. En 2016, los equilibrios todavía se mantendrán e incluso se crecerá un poco más de lo previsto (2,1% frente al 2% que se estimaba).

Como consecuencia de todo lo anterior, el Gobierno de Londres renuncia a su pretensión de eliminar el déficit en la actual legislatura y conseguir incluso un superávit en el ejercicio 2019-2020. La Oficina de responsabilidad presupuestaria (OBR, en sus siglas inglesas), que supervisa las finanzas públicas, calcula, dijo Hammond, que el endeudamiento público ascenderá a 68.200 millones de libras (79.800 millones de euros) este ejercicio, de abril de 2016 a abril de 2017, un 23% más de lo previsto en el presupuesto general de marzo, y se elevará hasta 59.000 millones de libras (69.000 millones de euros) en 2017-18, un 52% más de lo estimado previamente.

Hammond presentó unas prioridades presupuestarias que, dijo, pretenden "abordar las debilidades a largo plazo de la economía británica", como la falta de productividad, la poca diversificación y la escasez de vivienda.

Nuevo fondo

El ministro anunció un Fondo para vivienda que reservará 2.300 millones de libras (2.700 millones de euros) a financiar la construcción de 100.000 nuevas propiedades en zonas de alta demanda, de ellas 40.000 de precio asequible.