El presidente de EE UU, Barack Obama, dio ayer su adiós oficial a Europa con una cumbre en Berlín en la que, además del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, participaron la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, François Hollande; el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y la primera ministra británica, Theresa May.

Los reunidos se pronunciaron a favor de mantener las sanciones impuestas a Rusia por la crisis de Ucrania y la anexión de Crimea, al menos hasta que se lleven a la práctica los acuerdos de paz de Minsk y se consiga un alto el fuego estable en la región oriental ucraniana del Donbass, donde se enfrentan las tropas de Kiev y las milicias prorrusas locales. Los líderes no entraron a debatir una posible ampliación de las sanciones a Rusia como castigo por su intervención en Siria en apoyo del presidente Al Asad. En todo caso, el mantenimiento de las sanciones a Moscú fue entendido como una advertencia al presidente electo de EE UU, Donald Trump, sobre cuáles son los límites de la colaboración con el Kremlin que ha prometido en campaña.

Obama mostró su "esperanza" en que su sucesor en la Casa Blanca, aunque no siga exactamente la línea marcada por su administración, adopte una "posición constructiva" hacia Moscú, pero también "realista", y se oponga a Rusia cuando se distancia de los "valores y las normas internacionales".