Las relaciones entre EE UU e Israel son uno de los primeros capítulos de política exterior en los que ya se puede adivinar un cambio respecto a la era Obama. Un asesor de Donald Trump anunció ayer que el presidente electo no considera que las colonias judías en Cisjordania -asentamientos ilegales- sean un obstáculo para la paz. Las colonias han sido desde 2009 un punto de fricción continuo entre Washington e Israel, y en particular con el actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, que lleva desde marzo de ese año al frente del Gobierno israelí.

Las relaciones entre Netanyahu y Obama no han sido nunca fluidas y el deterioro comenzó a fraguarse cuando el líder demócrata asumió la exigencia palestina de que se paralizasen los asentamientos ilegales como condición previa para la reanudación del diálogo entre las partes.