Apenas iniciada la digestión de la sorprendente victoria del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses, los analistas escrutan las declaraciones de su entorno para intuir la forma que puede acabar cobrando el caótico amasijo de proclamas que compone su programa electoral. Estas son las líneas directrices que parecen desprenderse del examen de sus propuestas, una vez corregidas de los excesos atribuibles al calor de los actos de campaña.

| Los republicanos. En el ámbito doméstico, la primera pregunta que se suscita afecta al tipo de relación que Trump mantendrá con el Partido Republicano, con cuyo aparato rompió en varias ocasiones durante la campaña. Las victorias y el poder son, con todo, un buen pegamento, y el partido del elefante tiene hoy que agradecer a Trump no haber perdido el control del Senado.

Las dos partes están condenadas a entenderse. Trump necesita a los republicanos para desmontar el legado de Obama y construir el suyo propio. Ellos, en particular los representantes, que se juegan el puesto cada dos años, le necesitan a él para, desde el entendimiento, llevar las políticas por senderos que conecten con un electorado tan echado al monte que los "neocon" parecen hoy políticos de centroderecha.

| Bipartidismo. Como es obligado, Trump ya ha hecho un llamamiento a colmar la profunda brecha que divide a sus conciudadanos. Sin embargo, la división, en su fase más moderna, viene de la "era Bush", se acrecentó con Obama y arroja más indicios de ahondarse que de ser superada.

| Inmigración. Unos doce millones de inmigrantes clandestinos han visto cómo, con la derrota de Clinton, se esfumaba una regulación a corto plazo. Trump ha prometido expulsiones masivas inmediatas, pero desde México se minimiza la amenaza y se resalta el importante papel que los irregulares desempeñan, por sus bajos salarios, en la economía de EE UU. Trump reforzará los controles fronterizos y hasta es posible que inaugure de modo simbólico las obras de un tramo del muro con México, que pretende pagar reteniendo las remesas enviadas al país por seis millones de mexicanos clandestinos. Sin embargo, los republicanos explicaron ayer que son partidarios de reforzar las alambradas y los controles.

| "Obamacare". Trump ha prometido, sin más, suprimir la reforma sanitaria de Obama, que ha puesto la atención médica al alcance de 20 millones de personas. En esto coincide con los legisladores republicanos. La propuesta del nuevo presidente son desgravaciones fiscales que hagan accesibles los seguros médicos convencionales.

| Armas. Tanto Trump como los republicanos intentarán relajar los controles que se han aprobado en los últimos años. Sin embargo, buena parte de esa legislación restrictiva se ha hecho en el interior de los estados. Y ahí las instituciones federales no tienen puerta de entrada.

| Tribunal Supremo. Trump ha anunciado que propondrá a un magistrado conservador y abortista para sustituir al fallecido Antonin Scalia. El Senado, que tiene la última palabra, lo refrendará con toda probabilidad, lo que garantiza unos cuantos años de Supremo conservador.

| Americanismo. La idea madre de la política exterior de Trump es romper con el multilateralismo de Obama y sustituirlo por relaciones bilaterales. Sus proclamas carecen del ímpetu belicista que marcó la era Bush y ponen el énfasis en las relaciones comerciales, aunque con un sesgo proteccionista que recuerda a la década de 1930 y pone en peligro los tratados de libre comercio.

| Rearme. Impulsar un programa de rearme que modernice el Ejército y su arsenal nuclear, a la vez que incrementa sus efectivos, ha sido la promesa de Trump. Su financiación, entre rebajas de impuestos, agravaría el déficit.

| Europa. Trump, que aplaude el "brexit"y ayer mismo invitó a visitar EE UU a la primera ministra británica, se despreocupa del resto de Europa y critica la aportación financiera de su país a la OTAN. Su exigencia de que los europeos inviertan más en defensa es vieja reclamación de EE UU.

| Rusia. Las buenas palabras de Trump hacia Putin fueron uno de los escándalos de la campaña. Las relaciones están muy deterioradas por la anexión de Crimea, que desembocó en sanciones a Moscú. Tras una primera reacción tibia de Putin, ayer Rusia se ofreció a normalizar unas relaciones que ve en un callejón sin salida.

| Siria. La guerra civil siria será un termómetro de la colaboración de Rusia y EE UU. Trump, a diferencia de Obama, defiende mantener a Asad, aliado de Moscú, en el poder. Nunca se ha llegado a saber si iba en serio al anunciar el despliegue de 30.000 soldados.

| Irán y Cuba. Trump se opone tanto al pacto nuclear con Irán como a normalizar las relaciones con Cuba. Los acuerdos con Teherán son multilaterales, por lo que anularlos no depende solo de EE UU.

| Asia. En campaña, Trump se desligó de la seguridad de Corea del Sur y Japón, sugiriendo que se les dotase de armas nucleares. Pero ayer mismo garantizó la protección de Corea y la semana que viene se reunirá con el "premier" nipón. Trump quere mantener anclado a EE UU en Oriente Medio y reforzar la relación con Israel, pero no puede descuidar el escenario chino y de todo Extremo Oriente.