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El populismo y la falsa receta mágica

Sociólogos y politólogos alertan de las "mentiras" y la demagogia de la nueva política y advierten del riesgo de expansión del "efecto Trump" a Europa

Rodolfo Gutiérrez | Sociólogo: "El populismo es una hidra, se mueve mejor en la denuncia y da soluciones mágicas"

El triunfo del republicano Donald Trump ha sido interpretado como la victoria del populismo. Pero ¿qué es el populismo? ¿qué significa y que connotaciones tiene? Sociólogos y politólogos coinciden en que representa el rechazo y resentimiento hacia la élite política, a la que quiere desalojar y para lo que utiliza "falsedades" ofreciendo soluciones "mágicas" y "sencillas" a problemas muy complejos. Suele encontrar sus apoyos en personas con baja formación y también de clase media o media baja que han sufrido las consecuencias de la crisis, aunque también puede atraer a personas de otros estratos sociales. Y advierten del efecto Trump en Europa, que en unos meses empezará a vivir procesos electorales en varios países. El primero, Francia.

Colocar en su contexto los populismos es, en opinión de los sociólogos gallegos, esencial para entender la respuesta de los norteamericanos en estas elecciones. José Durán, sociólogo de la Universidade de Vigo, recuerda que Trump recogió los votos de la clase media trabajadora, "descontenta con su situación económica, sin expectativas claras, y prometió volver a hacer realidad el sueño americano de movilidad social, y ahí es donde se encuentra el origen de su éxito", apunta.

Por otra parte, el sociólogo indica que los mensajes extremos "no son ajenos a la historia norteamericana y ya en otros periodos han emergido líderes de este tipo". Por ejemplo, Durán recuerda que en los 80 la elección de Ronald Reagan "un actor con carácter extremista, también causó miedo".

Sin embargo, Durán considera que este miedo es infundado ya que hay que tener en cuenta "que el sistema norteamericano es de tradición democrática y constitucionalista; no hay posibilidad de que una fuerza reaccionaria como el ejército ponga en peligro el régimen constitucional", destaca, al tiempo que recuerda el mensaje de unión que tanto Clinton como Obama emitieron ayer: "Vamos a estar todos juntos". "Un mensaje de unidad así en España tras todo lo ocurrido sería impensable, pero la historia de los norteamericanos les hace ver que terminado el proceso, termina la confrontación".

De este modo, Durán concluye que "la deriva populista en sentido no democrático no tiene el peligro que el populismo puede tener en Latinoamética, como ocurre con Chávez.

Por su parte, su colega de la Universidade da Coruña, el profesor Vicente González Radío, aboga también por contextualizar la situación "en momento de crisis general" para poder comprenderla. "Actualmente, en lugar de hablar de partidos, se habla de movimientos sociales; eso lleva a que el movimiento incorpore el derecho a elegir y a decidir". Además, González apunta a que hay un salto correlativo con el desarrollo de la sociedad masiva, "que no de masas". "Hay una fractura de identidades subjetivas y objetivas; nos venden la idea de igualdad, justicia y solidaridad sin contenido y eso provoca que, al final, se reaccione con el radicalismo tanto de izquierda como de derecha". "La irrupción populista de Trump es síntoma de todo este proceso, confusión y complejidad extrema en el escenario internacional y refleja una fractura social: los que siguen a las democracias formales y los que apuestan por las reales, que en España sería Podemos".

González coincide con Durán en que "la desaparición de las clases medias, que lleva al individualismo, es también un síntoma de esta situación". "Trump domina la escenografía y la dramaturgia y supo sacar provecho al individualismo colectivo", concluye.

Por su parte, el catedrático y doctor en Sociología Rodolfo Gutiérrez compara el populismo con una hidra, un animal con muchas cabezas. "Las situaciones de malestar e incertidumbre las canaliza ofreciendo soluciones mágicas a graves problemas que, cuando las aplican, suelen provocar un problema mayor". En su opinión, los populistas "se mueven mejor en la denuncia que en ofrecer soluciones". Según el profesor Gutiérrez, los populismos "no son un fenómeno exclusivo de los deprimidos, sino de los antisistema". Además, la comunicación política "les favorece más, porque en tiempos de crisis es más atractivo. Se ha hecho rápida, emocional, basada en la imagen y en las nuevas tecnologías, y eso lo manejan muy bien".

El sociólogo Hans Van den Broek explica que la principal característica del populismo es el rechazo a la élite política y al sistema político establecido, "a la casta". "El electorado estadounidense rechaza la interferencia del estado federal, a Washington. La gente se identifica con su tierra y con su estado como máximo. Pero el populismo lo primero que hace es utilizar el componente nacionalista para unir a los ciudadanos frente a algo que rechazan. Eso se da en EE UU, pero lo estamos viendo también en Europa: en Francia, Alemania, Holanda, Austria... Llaman a la unión frente a Bruselas".Otra característica del populismo es "el sentimiento de nostalgia de un país fuerte, en el que había empleo y riqueza, y no globalización, deslocalizaciones, paro e inmigrantes". Y es que, añade el profesor, votaron a Trump porque "ven un líder que no se deja manipular ni por su partido y que les va a arreglar sus problemas, aunque no sea verdad".

El politólogo Óscar Buznego señala que "populismo" es una de las palabras que más significados tiene, pero sí hay consenso en que "no respetan los convencionalismos políticos desarrollados tras la II Guerra Mundial". En todo caso, "son movimientos políticos que fracturan porque son antisistema, pero cuando le corresponde gobernar lo primero que proponen es la unión del pueblo, y esa fue la señal clara que mandó Trump para que viéramos que es un populista". El profesor alerta de "la evolución de esta marea hacia Europa, porque los populismos radicales europeos son los que han saludado con más entusiasmo el triunfo de Trump".

El sociólogo Jacobo Blanco señala que los populismos "surgen en momentos de crisis, de cambios, porque se busca un liderazgo fuerte para que dé soluciones aparentemente sencillas a los grandes problemas". Y añadió que "los populistas cuentan mentiras, falsedades y buscan un enemigo exterior al que hay que abatir. Se trata de hacer creer el empoderamiento del pueblo frente a la casta". En definitiva, "se lleva la conversación y las soluciones de bar a la política y se busca un líder carismático que les haga creer que eso es posible".

El sociólogo Arsenio Valbuena asevera que el populismo "es la forma vulgar y peyorativa del término demagogia, un concepto elaborado con la imbricación de tres ejes: falsedades propagandísticas dirigidas a buscar el apoyo de los estratos masificados e incultos adulándolos y con el propósito de apoderarse de los resortes estatales desalojando del complejo político administrativo a los técnicos o especialistas y sustituyéndolos por 'políticos'". Y añade: "Para Aristóteles una época populista corrompía la democracia y, si triunfaban los demagogos, enseguida se imponía la tiranía. En la modernidad no ocurre de diferente manera".

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