Fue la imagen del día: el actual presidente de EE UU, el demócrata Barack Obama, recibiendo a quien será su sustituto desde el próximo 20 de enero, Donald Trump, en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Obama ya había avanzado el miércoles que quería un traspaso de poderes "pacífico", y ayer, después de su primer contacto con el magnate fuera de la áspera lucha electoral de las últimas semanas, no tuvo inconveniente en reconocer que se sentía "muy alentado" tras la "excelente" conversación que ambos mantuvieron.

"Quiero enfatizar, señor presidente electo, que ahora vamos a hacer todo lo que podamos para ayudarle a tener éxito, porque si usted tiene éxito, el país tendrá éxito", dijo Obama al término de una reunión que duró hora y media y en la que no se admitieron preguntas de los periodistas.

Mientras los hombres conversaban sobre "temas organizativos de la Casa Blanca", sobre "política exterior y sobre política nacional", detalló el demócrata, la todavía primera dama, Michelle Obama, hizo de cicerone con su sustituta, Melania Trump, con quien mantuvo también "una excelente conversación", en palabras del presidente saliente.

Preparativos del relevo

"Queremos asegurarnos de que se sienten bienvenidos durante los preparativos para la transición", explicó Obama a los informadores.

Sin embargo, tensión entre los dos había, porque Trump entró en la residencia presidencial por la puerta de atrás para evitar a la prensa, con la que no tiene precisamente buenas relaciones, todo lo contrario que Obama.

Además, al cierre de esta edición no se había hecho pública aún ninguna fotografía oficial de las dos parejas, algo que sí se hizo en noviembre de 2008, cuando el entonces electo Obama y su esposa posaron frente a la Casa Blanca con el mandatario saliente, George W. Bush, y su mujer, Laura, el día en que les recibieron por primera vez.

"Me siento muy alentado por el interés del presidente electo Trump en trabajar con mi equipo sobre muchos de los temas que afronta este gran país", sostuvo, solemne, Obama, sentado junto al magnate frente a la chimenea del Despacho Oval.

Y añadió: "Creo que es importante que todos, independientemente de nuestro partido y preferencias políticas, nos unamos ahora y trabajemos juntos para lidiar con los muchos retos que afrontamos".

No menos obsequioso se mostró Trump en su primera visita a la que será su residencia. El presidente electo se declaró "impaciente" por trabajar con Obama, a quien describió como un "hombre muy bueno" por el que siente "gran respeto" y al que no descartó "pedir consejo". El magnate insistió en sus elogios: "Ha sido un gran honor conocerle y será un honor estar con usted muchas más veces".

Trump contaba con que el encuentro con Obama sólo duraría diez o quince minutos y que serviría simplemente para que los dos hombres se conocieran en persona después de la dura refriega electoral. No hay que olvidar que en la campaña el republicano llegó al acusar al demócrata de "fundar" el Estado Islámico (EI).

Pero, finalmente, la entrevista se prolongó por espacio de hora y media, ya que los dos políticos tenían mucho de qué hablar. Y "podría haber llegado a ser mucho más largo", añadió Trump.

Más tarde, sin salir de Washington, sede de una administración que sus millones de votantes detestan, el futuro presidente de EE UU se reunió en el Congreso con el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, con quien tampoco mantiene buenas relaciones.

El republicano de más alto rango dijo que habían llegado al acuerdo de trabajar juntos "por el pueblo estadounidense" a pesar de sus fuertes discrepancias.

"Creo que vamos a hacer cosas absolutamente espectaculares para el pueblo estadounidense", adelantó Trump. "Vamos a bajar los impuestos, como ya sabéis. Francamente, estamos deseando empezar, ya sea sobre (temas como) atención médica o inmigración, son muchas cosas diferentes" las que hay pendientes, reconoció. Ryan prometió: "Vamos a remangarnos para trabajar por el pueblo estadounidense".