Estados Unidos acudió ayer a las urnas presidenciales en un ambiente general de tranquilidad en el que sólo destacaron las largas filas que se formaron ante algunos colegios electorales. El incidente más llamativo aconteció en Manhattan, donde dos militantes del grupo feminista radical "Femen" protestaron con el pecho descubierto en la escuela pública a la que el candidato republicano Donald Trump acudiría a votar poco después, entre aplausos y abucheos, en compañía de su esposa, Melania, y su hija Ivanka.

Las mujeres llevaban escritos en su pecho sendos lemas -"Trump, agárrate las pelotas" y "Fuera el odio de mi colegio electoral"- que aluden a las descalificaciones misóginas vertidas por el magnate en campaña y a los comentarios soeces recogidos en un vídeo de 2005 que fue sacado a la luz hace semanas.

Trump salpicó la jornada de votación con sus rasgos distintivos. Por un lado, descalificó las encuestas de opinión, que desde el domingo han reflejado una remontada de su rival demócrata, tras el cierre de la investigación anunciada por el FBI diez días antes. El magnate aseguró que "muchos sondeos están mal a propósito". Las tres últimas encuestas publicadas, que incluían datos recogidos hasta el lunes, daban ayer a Clinton de uno a cuatro puntos de ventaja, elevando la distancia promedio de la última semana hasta el 3,2%.

Por el otro, ya a media jornada, el equipo de Trump inició lo que se temía que pudiera convertirse en una avalancha en caso de que fuera derrotado en las urnas. La campaña del republicano presentó una denuncia por supuestas irregularidades en el estado de Nevada, donde se habría abierto un colegio la pasada semana dos horas más de lo permitido. Trump exigió que los votos anticipados de ese día no sean mezclados con el resto, aunque anoche la demanda fue desestimada. Las autoridades locales alegan que el colegio sólo permaneció abierto el tiempo necesario para que votasen las personas que, a la hora del cierre, estaban aún haciendo cola. El recurso recordó el rechazo de Trump a comprometerse a aceptar el resultado de las elecciones, fuera cual fuera.

En cuanto a Clinton, la ex primera dama acudió a votar en compañía de su esposo, el expresidente Bill Clinton. En la localidad de Chappaqua, en el estado de Nueva York, donde tiene fijada su residencia. "Espero ganar", afirmó Clinton a la salida del colegio. "Hay mucha gente involucrada en esto, y hay una gran responsabilidad en juego", agregó la candidata demócrata. Tanto Clinton como Trump tenían previsto seguir el escrutinio desde Nueva York.

La jornada electoral, en un país con cuatro husos horarios, arrancó a medianoche en tres aldeas -Dixville Notch, Millsfield y Hart's Location- del estado de Nuevo Hampshire. Trump se impuso por 32 votos a 25. Clinton obtuvo, en cambio, una victoria simbólica en el territorio pacífico de la isla de Guam, donde cosechó casi el 72 % de las papeletas. Guam no aporta ninguno de los 538 votos electorales que deciden el nombre del presidente, pero tiene en su haber la peculiaridad de haber acertado siempre el ganador desde 1980.

En contra de lo que se esperaba días atrás, finalmente el voto adelantado no ha superado al de las elecciones de 2012, ya que han sido 42 millones de estadounidense los que han recurrido a él, cuando hace cuatro años lo hicieron 46 millones. No obstante, en el estado clave de Florida, la joya de los catorce estados decisivos, votaron por anticipado 6,4 millones de personas, dos millones más que en 2012, y con una gran afluencia de hispanos, que según las encuestas respaldaron en un alto porcentaje a Clinton.