La campaña de las elecciones presidenciales de Estados Unidos tendrá un final más reñido de lo que hacía presagiar la cómoda posición que las encuestas daban a Hillary Clinton hace pocos días. Quién será el próximo presidente de Estados Unido se decidirá en una decena de estados, después de que el candidato republicano, Donald Trump, recortara la ventaja de su rival demócrata en varias circunscripciones clave.

En los últimas jornadas, Trump consiguió dar la vuelta a los sondeos en Carolina del Norte y Nuevo Hampshire, al tiempo que redujo la diferencia con Clinton en Pensilvania y Florida. Pese a que sus opciones son más limitadas que las de Clinton, Trump podría llegar a la Casa Blanca si el martes próximo consigue inclinar a su favor una combinación de algunos de los diez estados decisivos. El camino más directo sería ganando Pensilvania, Ohio, Florida, Nevada, Nuevo Hampshire, además de estados que, a tenor de los sondeos, parecen favorables a Trump, como Iowa y Georgia. Esa lista, incluidos los estados tradicionalmente republicanos, pondría a Trump por encima de los 270 de los 538 votos del sistema de Colegio Electoral necesarios para ganar las elecciones.

Clinton y Trump arrancaron ayer el sprint final hacia la Casa Blanca haciendo campaña en Florida, el mayor de los estados sin un favorito claro en las encuestas y que el magnate está obligado a ganar si quiere ser el próximo presidente de EE UU.

Clinton apostó por el condado de Broward, al norte de Miami y en el que los latinos y los negros representan el 57 % de la ciudadanía.

Allí fue presentada por Sybrina Fulton, madre del joven afroamericano Trayvon Martin, cuya muerte en 2012 por los disparos de un exvigilante de seguridad blanco provocó una ola de protestas. Clinton animó, con la voz afectada por el esfuerzo de la campaña, a los votantes de Florida a salir a votar antes de que se cierren los centros para emitir el sufragio anticipado.

Según los responsables de campaña de Clinton, el voto anticipado y por correo, especialmente en Florida, Carolina del Norte y Nevada, y cimentado en las minorías, los jóvenes y las mujeres, sirve de "cortafuegos" para contrarrestar el sorpresivo empuje final de Trump.

Para saltar ese "cortafuegos", Donald Trump inició ayer en Tampa, en el centro de Florida, su frenético final de campaña, en el que visitará ocho estados en los que no hay un favorito claro en las encuestas.

En Tampa, el magnate volvió a pedir a los latinos y negros que le den una oportunidad: no tienen "nada que perder" si él es presidente, ya que los demócratas siempre se "olvidan" de ellos después de ganar las elecciones.

El empate técnico que reflejan las encuestas queda patente en el voto anticipado. Cerca del 45 % de los electores ya votó, según datos oficiales. La diferencia entre los registrados como demócratas y republicanos que ya ejercieron su derecho es de menos de 7.300 sufragios en favor de los primeros. Esa distancia es mínima si se tienen en cuenta que 5,7 millones de votantes ya entregaron su sufragio y que el total del electorado de Florida asciende a 12,8 millones.