Los dos aspirantes favoritos a la Presidencia de EEUU, Hillary Clinton y Donald Trump, arrastran niveles de impopularidad históricos, lo que da más protagonismo y apoyo en los sondeos a otros candidatos, independientes y minoritarios.

Evan McMullin, exagente de la CIA y exdirector de política del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, lanzó su candidatura como conservador independiente en agosto y se define como la mejor alternativa a la disyuntiva que se les plantea a los estadounidenses de elegir entre Clinton o Trump "al menor de dos males". El exagente de la CIA asegura estar creando "un nuevo movimiento conservador" en EEUU y, en su cuenta de Twitter, afirma que su objetivo es "bloquear" la llegada a la Casa Blanca tanto de Trump como de Clinton, porque ambos son "personas profundamente corruptas que harían un enorme daño" al país.

Por su parte, Gary Johnson ya aspiró a la Presidencia por el Partido Libertario en 2012, cuando logró un 0,99 % de los votos, y ahora repite candidatura. Johnson, exgobernador de Nuevo México, llegó a tener hasta un 9 % de intención de voto en septiembre en el promedio de sondeos a nivel nacional, pero ese apoyo se ha ido desvaneciendo y ahora apenas ronda el 4 %, según los datos de RealClearPolitics. Johnson cometió varios errores sonados, entre ellos el que protagonizó durante una entrevista de televisión en la que preguntó: "¿Qué es Alepo?" cuando le estaban hablando acerca de la crisis en esa ciudad siria.

Al igual que ha ocurrido con Johnson, el respaldo a Jill Stein, candidata del Partido Verde y que, como Clinton, quiere ser la primera presidenta de la historia de EEUU, ha ido bajando desde casi el 5 % que tenía en junio al 2 % actual.

Stein ha recibido esta semana el respaldo de la actriz y activista Susan Sarandon, quien explicó en una carta abierta que su "miedo" a un gobierno de Trump no es suficiente para optar por Clinton, dado el "historial de corrupción" de la ex secretaria de Estado.