Las delegaciones de la oposición venezolana y el Gobierno de Nicolás Maduro iniciaron en la madrugada de ayer las conversaciones para buscar una salida negociada a la crisis política del país, con la medición del Vaticano y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). No obstante, en la delegación antichavista no figuraban representantes del partido Voluntad Popular (VP) del dirigente opositor encarcelado Leopoldo López, que puso como condición para sentarse a negociar la liberación de trece presos políticos, entre ellos el propio López.

La resistencia de VP estuvo a punto de frustrar la presencia de la delegación opositora en las conversaciones, pero al final el resto de las principales fuerzas de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Acción Democrática (AD), Primero Justicia (PJ) y Un Nuevo Tiempo (UNT), decidieron acudir a la reunión, que se celebró en un hotel de Caracas.

Con todo, el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba, pidió ayer al Gobierno de Maduro gestionar de manera inmediata la liberación de los opositores presos para garantizar la continuidad del diálogo político.

"Creemos que sin gestos concretos, inmediatos, en los próximos días, en las próximas horas, de liberación de presos políticos, ese proceso de diálogo no puede continuar, es demasiado importante", afirmó Torrealba.

Por su parte, el cardenal venezolano Jorge Urosa Savino advirtió que el éxito de las negociaciones dependerá de cómo los opositores "planteen las exigencias del pueblo" de Venezuela, pues a su juicio, el Ejecutivo debe entender "que tiene que cambiar".

El fruto más tangible de la primera reunión negociadora es la decisión de crear de inmediato cuatro mesas de trabajo sobre el respeto a la soberanía, la reparación a las víctimas, el cronograma electoral y la situación económica del país.

Asimismo, entre los acuerdos alcanzados quedó establecido el próximo 11 de noviembre para un nuevo encuentro de la mesa general de diálogo.

Entre los consensos alcanzados está la adopción de la metodología propuesta por el grupo de mediadores de la Unasur -el exjefe del Ejecutivo José Luis Rodríguez Zapatero y los expresidentes Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (R. Dominicana)- y los del Vaticano.