El cisma no tiene arreglo y la catástrofe parece segura, pero hay que salvar los muebles. Ese podría ser el resumen de la situación a la que han llegado las relaciones entre el Partido Republicano de EE UU y su candidato presidencial, Donald Trump. Tras anunciar el lunes el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que no hará campaña por Trump, aunque para evitar males mayores no le retire explícitamente su apoyo, la consigna es olvidarse del magnate y centrarse en apoyar a los candidatos que buscan ocupar o renovar un puesto en cualquiera de las dos cámaras del Congreso.

Son numerosos los miembros de la cúpula republicana que dan por perdida la elección presidencial, por lo que ahora sus esfuerzos se dirigen a retener la mayoría que ostentan en la Cámara de Representantes y en el Senado. Ambas peligran, a juzgar por las encuestas, y la pérdida del Legislativo por los republicanos dejaría a Clinton con las manos libres durante al menos dos años, hasta las elecciones de mitad de mandato, en noviembre de 2018.

Mientras, Trump, muy tocado desde que el viernes se difundió una grabación suya con soeces declaraciones misóginas, sigue lanzando ataques a diestro y siniestro. En respuesta al distanciamiento de Paul Ryan, el magnate aseguró que el presidente de la Cámara es un líder "débil e incompetente". Trump, que se muestra convencido de haber ganado "por goleada" el debate del domingo con Hillary Clinton, se quejó de que "es difícil hacerlo bien cuando Paul Ryan y otros dan cero apoyo".

El lunes, Trump ya había arremetido contra Ryan advirtiéndole que "debería dedicar más tiempo a equilibrar el presupuesto, crear empleos y luchar contra la inmigración ilegal, en lugar de malgastarlo luchando contra el candidato republicano".

Jason Miller, el principal asesor de comunicación de Trump, minimizó el desmarque de Ryan, asegurando que la campaña del magnate "siempre ha estado impulsada por un movimiento de votantes de base, no por Washington" y su élite política.

En mitad de toda esa confusión, el jefe del Comité Nacional del Partido Republicano (CNPR) máxima autoridad del partido), Reince Priebus, reiteró su apoyo a Trump para evitar un cisma total entre el partido y las nutridas bases populares que siguen apoyando al magnate. "Nada ha cambiado en la relación" entre la campaña de Trump y el CNPR, comunicó Priebus a otros miembros del comité, según informó la cadena CNN. "Tenemos una buena relación con ellos y vamos a continuar trabajando juntos para garantizar su victoria el próximo mes de noviembre", sostuvo.

Mientras, las encuestas muestran un claro despegue de Hillary Clinton. Un sondeo divulgado ayer por "The Atlantic" da una ventaja de once puntos a la demócrata (49%-38%). Otro de la NBC y el "Wall Street Journal" la amplía a 14 puntos (52%-38%), mientras que el promedio ponderado de la página RCP marca 6,5 puntos de diferencia, la mayor desde el mes de agosto.